En el sueño artificial
Organizando algunas anotaciones
con respecto al desdoblamiento de la personalidad, consonante con nuestras
referencias al hipnotismo común, recordemos el fenómeno de la hipnosis profunda
verificado entre el magnetizador y el sensitivo.
Quien pueda observar más allá del
campo físico reparará que, en la medida que se afirme la orden del
hipnotizador, se desprende abundantemente del tórax del sujeto, en estado de
trance, un vapor blanquecino que se va condensando inesperadamente como una
nube y se convierte, habitualmente, a la izquierda del cuerpo carnal, en un
duplicado de él mismo, casi siempre en proporciones ligeramente dilatadas.
Conforme al potencial elevado de
la voluntad que lo dirige, el sensitivo, desligado de su vestidura carnal,
comienza a moverse y, ausentándose muchas veces del recinto de la experiencia,
respondiendo a determinaciones recibidas, puede efectuar registros a larga
distancia o trasmitir informaciones con miras a ciertos fines.
Prosiguiendo con la excursión, lo
podremos ver, sin embargo, ligado al cuerpo somático por un hilo tenuísimo,
hilo este muy, superficialmente comparable, en cierto modo, a la onda del
radar, que puede vencer inmensas distancias volviendo, inalterablemente, al
centro emisor, no obstante saber que semejante comparación resulta del todo
impropia en el caso que estudiamos, en el campo de la inteligencia.
En esa fase, el paciente ejecuta
las órdenes que recibió, desde que no constituyan una irrespetuosidad hacia su
dignidad moral, trayendo informes valiosos referentes a las realidades del
mundo del Espíritu.
Resaltemos, sin embargo, que
mientras el cuerpo somático se aquieta, inmóvil y tranquilo, la individualidad
real, aunque teleguiada, evidencia una plena integridad de pensamiento
transmitiendo, desde muy lejos, informaciones y registros a través de sus
órganos vocales, en circunstancias comparables a los implementos de los
altoparlantes de un aparato radiofónico.
Similarmente al flujo energético
de la circulación sanguínea, incesante en el cuerpo denso, la onda mental se
muestra permanentemente activa en el Espíritu.
Se debilitan las impresiones
nerviosas y duerme el cerebro de la materia, pero el corazón permanece activo
en el envoltorio somático, mientras que el pensamiento vibra constantemente en
el cerebro periespirítico.
En el sueño natural
En la mayoría de las situaciones
el ser humano, aún extremadamente cercano a la animalidad primigenia, tiene su
mente como inclinada hacia sí misma en todo momento de descanso, tomando al
sueño por claustro que le brinda quietud y sensaciones agradables, cual niño
que, en estado de libertad, procura simplemente cumplir sus caprichos.
En tal ocasión, configura en su
onda mental característica las imágenes que le agradan, extrayendo de su
memoria la visualización de sus propios deseos, similarmente a alguien que
anticipase acontecimientos que aspira a concretizar.
Propenso al narcisismo, una vez
que demandó el sueño, casi siempre se mantiene yuxtapuesto al cuerpo físico,
como acontece al conductor que reposa al pie del vehículo que conduce, acción
no más allá de su vestidura biológica, hasta el límite del lugar con que se
vincula su pensamiento.
El hombre de campo, durante el
reposo físico, supera los fenómenos hipnagógicos y vuelve a la gleba que
trabajó, contemplando, en espíritu, la siembra realizada con todo su cariño; el
artista vuelve a la obra a que se consagra, mentalizando su perfeccionamiento;
el espíritu maternal se recoge al pie de la cuna en que los hijitos, que la
vida le confió, descansan, y el criminal retorna al lugar que lo encarcela. con
el dolor de su arrepentimiento.
Atravesada la faja de las
llamadas imágenes ectópicas (fuera del sitio normal), exteriorizan de sí mismos
los cuadros mentales pertinentes a la actividad en que se concentran, con los
que atraen la atención de las Inteligencias desencarnadas que con ellos guardan
afinidad, recogiendo sugestiones para el trabajo al que se dedican, aunque a la
distancia de la vestidura somática, con frecuencia procedan conforme a los
niños conducidos al ambiente de las personas adultas, conservándose entre las
ideas superiores que reciben y las ideas infantiles que les son propias, de lo
que resulta, la mayoría de las veces, el resultado caótico de las
reminiscencias que conservan al retornar a la vigilia.
En ese aprendizaje evolutivo
permanecen millones de personas —representando la faja de evolución media de la
humanidad— rindiéndose, cada día, a la práctica impositiva del sueño, o
hipnosis natural para la reparación de fuerzas, desdoblándose, fuera del cuerpo
carnal, mecánicamente, en que entran en sintonía con Entidades que se
manifiestan afines con ellos, tanto en la construcción positiva del bien como
en la acción deletérea del mal, conformándoseles el camino de la experiencia
que les es necesario para su sublimación en el porvenir.
Concentración y desdoblamiento
Cuantos se entregan al cultivo
del arte atraen, durante el sueño, las inspiraciones para la obra que realizan,
entendiéndose que los Espíritus ennoblecidos asimilan, mediante el contacto con
las Inteligencias superiores, los motivos brillantes y elevados que palpitan en
sus creaciones, al paso que las mentes sarcásticas y criminales, por el mismo
proceso, se apropian de los temas desdichados que los seducen, despertando la
ironía y la irresponsabilidad en aquellos que son afines con sus pensamientos
por el trabajo al que se dedican.
Desdoblándose mediante el sueño
vulgar, el ser humano sigue el rumbo de su propia concentración procurando,
automática-mente exteriorizado de su cuerpo carnal, los objetivos ligados a sus
intereses ocultos o manifiestos.
De este modo, mencionando solo un
ejemplo de los contactos a que aludimos, un determinado escritor expondrá ideas
originales y edificantes en lo relacionado a servir al bien, induciendo a los
lectores a la elevación del nivel moral, mientras que otro exhibirá elementos
envilecedores, propagando el escarnio y el lodo sutil con que corrompe los
sentimientos de cuantos tienen contacto con su labor literaria.
Inspiración y desdoblamiento
Durmiendo el cuerpo material,
continúa vigilante la onda mental de cada uno —presidiendo al sueño activo—,
mientras registra en el cerebro durmiente las impresiones del Espíritu
desligado de las células físicas, y al sueño pasivo mientras la mente, en tal
estado, se desinteresa de todo lo relacionado con la esfera carnal.
En tal situación, entra en
sintonía con las oscilaciones de compañeros desencarnados o no, con los cuales
armonice, trayendo para la vigilia en el instrumento de la materia carnal, en
forma de inspiración, los resultados del intercambio que llevó a efecto, por
cuanto muy raramente logra concienciarse de las actividades que emprendió
durante el sueño.
Muchos llamados del plano
terrestre son atendidos, totalmente o en parte, en el transcurso de ese lapso.
Formulado tal o cual pedido al
compañero desencarnado, habitualmente surge la respuesta cuando el solicitante
se halla des-do del envoltorio carnal. Sin embargo, como no siempre el abro
físico está en condiciones de fijar el encuentro realizado o la información
recibida, los remanentes de la acción espiritual e encarnados y desencarnados
permanecen, en aquellos Espíritus que aún se hallen descansando en la Tierra,
similarmente a cuadros simbólicos o reminiscencias fragmentarias, cuando no lo
bajo la forma de una súbita intuición expresándose, en cierta manera, el
socorro parcial o total que están en condiciones de recibir.
Desdoblamiento y mediumnidad
Los acontecimientos referidos se
cumplen mediante la conjugación de ondas mentales, dado que muy
excepcionalmente loa el ser humano encarnado liberarse de todas las amarras
naturales que lo sujetan, apegado como está a los intereses y necesidades
propios para su redención o evolución que tiene a conquistar.
Es imperioso notar, sin embargo,
que un considerable número personas, especialmente las que se adiestran para
tal fin, efectúan incursiones en los sectores del Mundo Espiritual
transformándose, muchas veces, en preciosos instrumentos de los Benefactores de
la Espiritualidad como agentes de ligación entre la esfera física y la esfera
extrafísica.
Entre los médiums de esa
categoría, encontraremos a todos aquellos grandes místicos de la fe, portadores
de valiosas observaciones y revelaciones para cuantos se decidan a marchar al
encuentro de la Verdad y del Bien.
Cumple destacar, con todo, la
importancia del estudio para todos los que se sientan llamados a semejante
género de servido, dado que, según la ley del Campo Mental, cada Espíritu sólo
logrará llegar, desde el punto de vista de su propia prensión, hasta donde
alcance su discernimiento.
Mecanismo de la Mediumnidad
Francisco Candido Xavier y Waldo
Viera
Fuente
de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.
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