Exteriorización del ser humano; Telepatía; Desdoblamientos;
Los fantasmas de los vivos.
El hombre es aun para si mismo un misterio vivo. De su ser,
no reconoce y no utiliza más que la superficie. Su persona encierra
profundidades ignoradas en donde duermen, fuerzas, conocimientos, recuerdos
acumulados en existencias pasadas, todo un mundo de ideas, de facultades, de
energías que la envoltura carnal oculta y apaga; pero que se despiertan y
entran en acción durante el sueño normal y el sueño magnético. Este es el
misterio del Psiquis. Así como el día sucede a la noche, la vida libre del alma
sucede a la permanencia en la prisión corporal.
Pero el alma se desprende también en el sueño, vuelve a
encontrarse en su conciencia dilatada, en la conciencia que ella misma se ha
labrado a través de las edades; vuelve a apoderarse de si misma y se considera
como un objeto de asombro. Cuando contempla su pasado, encuentra todas las
adquisiciones mentales, todas las riquezas acumuladas en el curso de su
evolución y que la reencarnación había sepultado. Lo que el cerebro concreto no
tenía el poder de expresar, lo manifiesta su cerebro fluídico, lo irradia con
una intensidad tanto más viva cuanto más completo sea el desprendimiento. El
sueño no es otra cosa, en realidad, que la salida del alma del cuerpo. En el
sueño ordinario se aleja un poco; solo en parte recobra su independencia y
queda casi siempre estrechamente ligado al cuerpo.
En el sueño provocado, el desprendimiento se acentúa en
todos los grados. Bajo la influencia magnética los lazos que unen el alma al
cuerpo se aflojan poco a poco. Cuanto más profunda es la hipnosis, en el
trance, más el alma se desprende y se eleva. Se acrecienta su lucidez; su
penetración se extiende, el círculo de percepciones se ensancha. Al mismo
tiempo, las capas oscuras, las regiones ocultas del yo se dilatan, se iluminan,
entran en vibración, todas las adquisiciones del pasado se despiertan.
Las facultades psíquicas, visión a distancia, audición,
adivinación, entran en juego. En los estados superiores del trance, llegamos a
los últimos confines, a los extremos límites de la vida física. El ser vive ya
la vida del espíritu y ejerce sus poderes. Un grado más y el lazo fluidito que
une el alma con el cuerpo quedarían roto. Seria el desprendimiento absoluto, la
muerte. La acción del alma a distancia sin el auxilio de los sentidos se revela
también en la vigilia por los fenómenos de transmisión del pensamiento y
telepatía. Las vibraciones de nuestro pensamiento proyectadas con intensa
voluntad, se propagan a lo lejos y pueden influir en organismos que tengan
afinidad con el nuestro y suscitando después una especie de choque de retorno,
volver al punto de emisión. Así dos almas en un mismo ritmo psíquico, pueden
sentir y vibrar al unísona a veces de cerca o de lejos, entablar un diálogo
misterioso cambiar pensamientos demasiado sutiles para ser expresados con
palabras; imágenes, mensajes, llamamientos flotan o vuelan en la atmósfera
fluídica entre esas almas que, a pesar de la distancia, se sienten unidas,
penetradas por el mismo sentimiento y hacen radiar la una a la otra los
efluvios de su personalidad psíquica. A veces el alma, durante la vigilia y
también en el sueño, se exterioriza, se objetiva en su forma fluidica y aparece
a distancia. De ahí, el fenómeno de los fantasmas de los vivos.
Los desdoblamientos de los vivos han sido comprobados en
todos los tiempos. El ser humano, desprendido de las ligaduras carnales por
medio de la oración, las aspiraciones elevadas y una vida sobria y pura,
adquieren mayor actitud para exteriorizarse. La existencia del alma se revela
por hachos. El cuerpo no es una condición indispensable de su vida, y sí está
ligada a él durante su paso por la Tierra, ese lazo no es más que temporal.
Después de la separación del organismo físico, continúa manifestándose mediante
fenómenos del orden espírita.
Sueños premonitorios. Clarividencia. Presentimientos.
El alma para emanciparse; se desprende del cuerpo carnal
durante el sueño y se traslada a un plano más o menos elevado del universo, en
donde percibe, con el auxilio de sus propios sentidos, los seres y las cosas de
aquel plano. El sueño se puede dividir en tres categorías principales. El sueño
ordinario, puramente cerebral, el espíritu flota en la atmósfera, sin alejarse
mucho del cuerpo, se sumerge en pensamientos e imágenes que ruedan por el
espacio, impregnándose de ellas recogiendo impresiones confusas, sueños
extraños e inexplicables. Son sueños de infinita diversidad, según el grado de
emancipación del alma. Sueños profundos o etéreos. El espíritu escapa de la
vida física, se desprende de la materia y recorre la superficie de la Tierra y
la inmensidad. Busca a los seres amados, a parientes, amigos, a sus guías
espirituales. A veces va al encuentro de almas humanas desprendidas como él de
la carne durante el sueño. De esto raras veces traen impresiones del cerebro
físico por impedirlo su impotencia vibratoria. Quedan, huellas en la conciencia
en forma de intuiciones, presentimientos e influyen más de lo que se cree en la
dirección de la vida, inspirando resoluciones y a nuestros actos. A lo sueños
etéreos puede unirse el fenómeno de éxtasis o arrebatamiento.
Es como un estado mórbido, es uno de los más bellos
privilegios del alma amante y creyente, que en la exaltación de su fe reúne
todas sus energías, se desprende momentáneamente de las ligaduras carnales y se
lanza a las regiones en donde lo bello se despliega en sus manifestaciones
infinitas. La felicidad de los estáticos, las alegrías que gozan contemplar las
magnificencias del más allá, bastarían por si solas para demostrarnos la
magnitud de los goces que nos reservan las esferas espirituales. La
clarividencia o adivinación es la facultad del alma de percibir en estado e
vigilia, los sucesos pasados y futuros, lo mismo en el dominio físico que en el
mundo intelectual. El presentimiento es la intuición vaga y confusa de lo que
debe suceder. Cada uno de nosotros, tiene una puerta abierta, por donde penetra
la luz del infinito. En el estado (sueño, éxtasis, trance), el circulo de
nuestras percepciones, se puede ensanchar en proporciones incalculables,
entramos en relación con la inmensa jerarquía de las almas y de las potestades
celestes.
Visión y audición psíquica en estado de vigilia.
Una de las cosas que expone en este capítulo es que se debe
distinguir cuidadosamente la clarividencia de la visión medianímica. El vidente
está bajo la influencia del espíritu que obra en él en vista de la
manifestación que debe producirse. Los médiums videntes y auditivos transmiten
los deseos del espíritu. El estado de adelanto de un espíritu, se revela a
primera vista en el espacio por la oscuridad o resplandor de su envoltura.
Ciertos médiums, pueden apreciar el sentido psíquico las vibraciones más
sutiles de los espíritus y hasta percibir las armonías penetrantes de los
espacios y de los mundos los conciertos de los espíritus presentes. Puede
decirse que la intervención de lo alto la comunión del cielo y de la tierra se
afirman de mil maneras en las concepciones del pensamiento y del genio para el
triunfo de lo bello y la realización e lo divino.
Fuerza psíquica; Los fluidos; El magnetismo.
Existe en cada uno de nosotros un foco invisible cuyas
radiaciones varían de amplitud y de intensidad según nuestras disposiciones
mentales. La voluntad puede comunicarles propiedades especiales; este es el
secreto del poder curativo de los magnetizadores. Los mediums de efectos
físicos exteriorizan esta fuerza con gran abundancia, pero todos las poseemos
en diversos grados. El magnetismo, tomado en sentido general es la utilización,
bajo el nombre de fluido de la fuerza psíquica, por aquellos que la poseen en
abundancia. El magnetismo es un don de la naturaleza y de Dios. Regular su uso
y prescribir los abusos, está bien.
Prohibir su aplicación seria usurpar los derechos de la
acción divina, atentar a la libertad del progreso de la ciencia y hacer obra de
oscurantismo. El magnetismo es una potencia que desata lazos del alma y le abre
las puertas del mundo invisible; es una fuerza que dormita en nosotros y que,
utilizada avalada por una impulsión gradual, por una voluntad fuerte y
persistente, nos desprende del peso carnal, nos libera de las leyes del tiempo
y del espacio, dándonos poder sobre la naturaleza y sobre los seres. El sueño
magnético tiene grados que se escalonan desde el sueño ligero hasta el éxtasis
y el trance.
Fenomenos espontáneos. Casas encantadas. Tiptología.
Estudiando las manifestaciones espíritas se impone una
necesidad, la de una clasificación metódica y rigurosa. Vaga y confusa al
principio en los fenómenos de las casas encantadas, la personalidad oculta
empieza a afirmarse en la tiptología, después en la escritura; se precisa en la
incorporación medianímica y se hace visible en las materializaciones. En este
orden se podría dividir en dos categorías; los hechos físicos y los
intelectuales. En el primero el papel del médium es pasivo; es el foco de
emisión de donde emanan las energías con cuyo auxilio los invisibles obran en
la materia y manifiestan su presencia. En los demás fenómenos el médium
representa un papel más importante. Es el agente de transmisión de los
pensamientos del espíritu, su estado psíquico, sus aptitudes, sus conocimientos
influyen a veces notablemente en las comunicaciones obtenidas. El fenómeno de
las casas encantadas es de los más frecuentes y más conocidos. Se le encuentra
por todas partes.
Fenómenos físicos. Las mesas.
Los fenómenos físicos se presentan bajo formas sumamente
variadas. La fuerza que sirve para producirlas se presta a todas las
combinaciones, penetra en todos los cuerpos, atraviesa todos los obstáculos,
salva todas las distancias. Bajo la acción de la voluntad potente, puede
descomponer y recomponer la materia compacta. Las mesas pueden llegar a ser
instrumento de espíritus eminentes. Caso bastante raro, son las almas de escasa
inteligencia las que se manifiestan por este procedimiento. Sus comunicaciones
suelen ser triviales y hasta groseras y sin valor alguno. Los espíritus
superiores se sirven de la mesa por excepción o por falta de otro medio. El
contacto y la manipulación de los fluidos necesarios para las manifestaciones
de este genero, impone cierto malestar a los espíritus de naturaleza sutil y
delicada, pero también, con mucha frecuencia, su solicitud, el cariño que nos
profesan les hacen vencer muchas dificultades. Las manifestaciones de la mesa
no son más que el vestíbulo del Espiritismo, un encaminamiento hacia fenómenos
más nobles y más instructivos.
Escritura directa o Psicografía, estructura mediúmnimica.
La escritura es también un medio por el cual los espíritus
pueden comunicarse con nosotros hay dos formas distintas: la escritura directa
o psicografía y la escritura medianimica. La psicografía es la más segura y la
más fácilmente realizable, puesto que puede producirse a plena luz. El médium
no sale de su estado normal, hasta el punto de que parece no tener acción
alguna en la producción del fenómeno. La escritura medianimica es tan antigua
como la historia. Los mediums escribientes han de ser clasificados en tres
categorías distintas, según la naturaleza de sus facultades. Los autómatas
puros; estos no tienen conciencia de lo que escriben; la influencia del
espíritu se ejerce únicamente sobre su brazo; sus movimientos son rápidos y
bruscos, y es costoso a veces leer lo que han escrito.
Los escribientes semi mecánicos, en quienes el cerebro
recibe también la impresión, como la mano, tienen conciencia de lo que
escriben, y las palabras llegan a su cerebro en el momento que se trazan sobre
el papel. Los escribientes intuitivos, en donde únicamente el cerebro se haya
bajo la influencia del espíritu. Esta facultad es incierta, a veces engañadora,
pues los pensamientos del sujeto se mezclan con los del inspirador oculto y
resulta difícil distinguir los unos de los otros.
Trance e incorporaciones.
El estado de trance es un grado de sueño magnético que
permite al cuerpo fluídico exteriorizarse, desprenderse del cuerpo carnal,
viviendo entonces el alma, siquiera por unos momentos, una vida libre,
independiente. La separación, sin embargo, no es jamás completa, pues la
separación absoluta sería la muerte. Un lazo invisible continúa reteniendo el
alma con su envoltura terrestre. Es semejante al hilo telefónico que mantiene
la relación entre dos puntos más o menos separados, este lazo fluídico permite
al alma libre transmitir sus impresiones por medio de los órganos del cuerpo
dormido. Mientras dura el trance, el médium habla, anda, escribe,
automáticamente; pero de ninguno de estos actos le queda el más pequeño
recuerdo al despertar. El estado de trance puede ser provocado ya por la acción
de un magnetizador, ya por la de un espíritu. Bajo el influjo magnético, se
aflojan los lazos que mantienen unidos los dos cuerpos.
El alma, con su cuerpo sutilísimo, se emancipa poco a poco,
recobra el uso de sus potencias escondidas, comprimidas por la materia. Cuanto
más profundo es el sueño, más se acentúa esta especie de desprendimiento. Las
radiaciones de lo psíquico crecen y se extienden, aparece un estado de
conciencia distinto, con distintas o nuevas facultades. Todo un mundo de
recuerdos y de conocimientos, enterrados en las profundidades del yo, se
despierta potente. El médium puede, bajo el imperio de una voluntad superior,
reconstituirse en una existencia pasada, revivirla con todos sus detalles, con
las actitudes, el lenguaje, los atributos que caracterizaron esa existencia. Al
mismo tiempo, entran en juego, los sentidos psíquicos. Se producen la visión y
la audición a distancia, tanto más claras y precisas cuanto más completo es el
desprendimiento del organismo. En el cuerpo del médium, abandonado
momentáneamente, puede producirse una substitución de espíritu.
Es el fenómeno de la incorporación. El alma de un difunto,
hasta el alma de un vivo dormido, puede ocupar el lugar del espíritu del médium
y servirse de su organismo material para comunicar por medio de la palabra y
del gesto con las personas de nuestro mundo. El estado de trance facilita la
sugestión. En los fenómenos de la escritura y de la mesa, el médium queda en
plena posesión de su yo, de su voluntad y hasta puede rechazar las
inspiraciones que recibe. Con el desprendimiento no sucede lo mismo. El alma se
ha retirado y el cerebro queda libre, a merced de todas las influencias. El
fluido de un magnetizador, por su particular estado vibratorio, más que ayudar
contraria al fluido de los espíritus, estos se ven obligados a un trabajo de adaptación
o de depuración que malgasta sus fuerzas indispensables para la manifestación.
Un magnetizador, cuyo fluido no sea puro, cuyo carácter no sea recto y de
perfecta moralidad, aun sin quererlo, puede influir sobre el sujeto en sentido
muy desfavorable.
Apariciones y materializaciones de Espíritus.
Los modos de acción del espíritu varían según los recursos
ofrecidos por el medio en que opera. Los fenómenos de materialización deben
ser, pues, clasificados en tres ordenas distintas. En primer lugar, los casos
en que el doble fluídico exteriorizado del médium es utilizado y empleado por
el espíritu hasta el punto de reproducir el aspecto que este tuvo en la tierra
y hasta los rasgos de su fisonomía. El espíritu, por su voluntad se refleja, se
fotografía, digámoslo así, en la forma fluidica del médium; es una
transfiguración más o menos completa, según el poder del manifestante. En
segundo lugar, el espíritu, con ayuda de los fluidos ambientes, crea formas
temporales que anima y dirige fuera, sin incorporarse. Y finalmente, se ofrecen
los casos, mucho más numerosos, en que el espíritu concreta y materializa su
propia envoltura fluidica, hasta el punto de reaparecer tal y como era en su
existencia terrestre. La materialización es entonces una especie de reencarnación
pasajera. El papel de los mediums difiere esencialmente según los casos de que
se trata. Pasan por los grados de trance, gradación que coincide con las
cantidades de elementos fluidicos que han de prestar a los espíritus. Muchas
veces se vio en la casa Mrs. Esperance y de Mrs. Compton, los espíritus se
apoderaron de la totalidad de estos elementos. En otras circunstancias, los
espíritus llevan ya consigo todos los elementos de la materialización, y el
médium permanece despierto.
Identidad de los Espíritus.
Desde el punto de vista exterior u objetivo, las pruebas
dadas por las apariciones y las materializaciones no pueden dejar lugar a
dudas. No obstante, en el orden subjetivo, en lo que se refiere a los demás
modos de manifestación, tienen casi siempre un carácter demasiado vago, pues
están desprovistas de hechos exactos, de revelaciones definidas susceptibles de
establecer la identidad de los manifestantes formando la convicción de los
experimentadores. El habitante del mundo invisible tiene muchos obstáculos que
vencer para manifestarse en el nuestro. Los medios de que dispone para
instruirnos y convencernos son muy restringidos, y raramente le permiten
establecer con toda claridad los rasgos característicos de su individualidad.
No se puede manifestar sin el auxilio del médium, y el médium inconsciente,
introduce casi siempre una parte de si mismo, de su mentalidad en las
manifestaciones espíritas. Las pruebas de la supervivencia se presentan
abundantes a aquellos que las buscan con sincero corazón, con inteligencia y
perseverancia. De este modo, la noción de la inmortalidad va surgiendo, poco a
poco, de las sombras acumuladas por los sofismas, y las negaciones, y se afirma
el alma humana en toda su realidad imperecedera.
El universo infinito se convierte en nuestra patria eterna.
La vasta perspectiva de los tiempos se desenvuelve ente nuestras miradas como
campo de nuestros trabajos, de nuestros estudios, de nuestros progresos. Y
cuando ha penetrado esta certeza en nuestro espíritu, no hay descorazonamiento,
no hay temor, que pueda alcanzarnos, ni en esta vida, ni en las vidas
innumerables que el destino nos obliga a recorrer.
Extraído del libro "En los Invisible"
León Denis
El Espíritu es la causa; el fluido es el instrumento; las dos cosas son necesarias.
18. ¿Qué papel hace la voluntad del médium en este caso?
Llamar a los Espíritus y secundarles en la impulsión dada al fluido.
– ¿La acción de la voluntad es siempre indispensable?
Ayuda a la potencia pero no es siempre necesaria, puesto que el movimiento puede tener lugar contra y a pesar de esta voluntad, y eso es una prueba de que hay una causa independiente del médium.
Observación. – El contacto da las manos no es siempre necesario para hacer mover un objeto. Las más de las veces lo es para dar el primer impulso, pero una vez que el objeto está animado, puede obedecer a la voluntad sin el contacto material; esto depende, ya de la potencia del médium, ya de la naturaleza de los Espíritus. El primer contacto ni siquiera es siempre indispensable; tenemos la prueba en los movimientos y mudanzas espontáneas que nadie piensa en provocar.
19. ¿Por qué todo el mundo no puede producir el mismo efecto, y por qué todos los médiums no tienen la misma potencia?
Esto depende del organismo y de la mayor o menor facilidad con la cual la combinación de los fluidos puede operarse, después, porque el Espíritu del médium simpatiza más o menos con los Espíritus extraños que encuentran en él la potencia fluídica necesaria. Sucede con esta potencia como con la de los magnetizadores, que es más o menos grande. Bajo este aspecto hay personas que son del todo refractarias; otras en las que la combinación no se opera por un esfuerzo de su voluntad; otras, en fin, entre las cuales tiene lugar tan natural y fácilmente que ni aun se lo conocen, y sirven de instrumento sin saberlo, como ya hemos dicho. (Véase más adelante el capítulo de las “Manifestaciones espontáneas”).
Observación. – El magnetismo es sin ninguna duda el principio de estos fenómenos, pero no tal como se entiende generalmente; la prueba es que hay magnetizadores muy poderosos, que no harían mover un velador, y personas que no pueden magnetizar, y también niños, a quienes basta colocar los dedos sobre una pesada mesa para hacerla mover; luego, sí la potencia mediúmnica no está en razón de la potencia magnética, es que hay otra causa.
20. Las personas llamadas eléctricas, ¿pueden ser consideradas como médiums?
Estas personas toman en sí mismas el fluido necesario para producir el fenómeno, y pueden obrar sin el socorro de Espíritus extraños. No son entonces médiums en el sentido que se da a esta palabra; pero puede ser también que un Espíritu les asista y aproveche sus disposiciones naturales.
Observación. – Será respecto de estas personas como de las de los sonámbulos que pueden obrar con o sin el concurso de un Espíritu extraño, (véase en el cap. de los médiums, artículo relativo a los médiums sonámbulos).
21. El Espíritu que obra sobre los cuerpos sólidos para moverlos, ¿está en la sustancia misma de los cuerpos, o bien fuera de esta sustancia?
Lo uno y lo otro; hemos dicho que la materia no es un obstáculo para los Espíritus; penetran por todo; una porción del periespíritu se identifica, por decirlo así, con el objeto que penetra.
22. ¿Cómo se arregla el Espíritu para golpear? ¿se sirve de un objeto material?
No, así como no se sirve de sus brazos para levantar la mesa. Bien sabéis que no tiene martillo a su disposición. Su martillo es el fluido combinado puesto en acción por su voluntad para mover o para golpear. Cuando mueve, la luz os trae la vista de sus movimientos; cuando golpea, el aire os trae el sonido.
23. Nosotros concebimos esto cuando golpea sobre un cuerpo duro; pero, ¿cómo puede hacer oír ruido o sonidos articulados en el espacio?
Puesto que obra la materia, puede obrar sobre el aire lo mismo que sobre la mesa. En cuanto a los sonidos articulados puede imitarlos como los demás ruidos.
24. Decís que el Espíritu no se sirve de sus manos para remover la mesa; sin embargo se ha visto en ciertas manifestaciones visuales aparecer manos cuyos dedos se paseaban sobre un teclado, agitaban las teclas y hacían oír sonidos. ¿No parecería que el movimiento de las teclas se producía por la presión de los dedos? ¿Esta presión no es también directa y real, cuando se hace sentir sobre nosotros mismos y cuando estas manos dejan señales sobre la piel?
Vosotros no podéis comprender la naturaleza de los Espíritus y su manera de obrar sino por comparaciones que sólo os dan una idea incompleta, y es un mal el querer asimilar siempre sus procedimientos a los vuestros. Sus procedimientos deben estar en relación con su organismo. ¿No os he dicho que el fluido del periespíritu penetra la materia y se identifica con ella, a la que anima con una vida ficticia? ¡Pues bien! Cuando el Espíritu pone los dedos sobre las teclas, los pone realmente y también las mueve; pero no es por la fuerza muscular que comprime la tecla; lo que hace es animarla lo mismo que anima la mesa, y la tecla, obedeciendo a su voluntad, se mueve y toca la cuerda. En esto sucede también una cosa que os será difícil comprender, y es que ciertos Espíritus están tan poco adelantados y de tal modo materializados comparativamente con los Espíritus elevados, que tienen todavía las ilusiones de la vida terrestre y creen obrar como cuando tenían su cuerpo; no se dan cuenta de la verdadera causa de los efectos que producen, lo mismo que un hombre del campo tampoco comprende la teoría de los sonidos que articula; preguntadles cómo tocan el piano: os dirán que golpean encima con sus dedos, porque creen golpear; el efecto se produce instintivamente en ellos sin que sepan cómo, pero es por su voluntad. Lo mismo sucede cuando se hacen oír por palabras.
Observación. – Resulta de estas explicaciones, que los Espíritus pueden producir todos los efectos que producimos nosotros mismos, pero por medios apropiados a su organismo; ciertas fuerzas que les son propias reemplazan los músculos que nos son necesarios para obrar; de la misma manera que el gesto reemplaza en el mudo, la palabra que le falta.
25. Entre los fenómenos que se citan como prueba de la acción de una potencia oculta, los hay que son evidentemente contrarios a todas las leyes conocidas de la Naturaleza; entonces ¿no parece que debe permitirse la duda?
Es que el hombre está lejos de conocer todas las leyes de la Naturaleza; si las conociese todas sería Espíritu superior. Todos los días, por tanto, da en desmentido a aquellos que, creyendo saberlo todo, pretenden poner límites a la Naturaleza, y por eso no son menos orgullosos. Descorriendo el velo sin cesar de los nuevos misterios, Dios advierte al hombre para que desconfíe de sus propias luces, porque vendrá un día en que “la ciencia del más sabio será confundida” ¿No tenéis todos los días ejemplos de cuerpos animados de un movimiento capaz de vencer la fuerza de gravitación? La bala lanzada en el aire ¿no vence momentáneamente esta fuerza? Pobres hombres que creéis ser muy sabios, y cuya tonta vanidad es a cada instante derrotada, sabed, pues, que aún sois muy pequeños.
Allan Kardec
Extraído del libro "Libro de los médiums"
Fuente
de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.
Publicado
por: Juan Carlos Mariani