Raul Texeira
R.E. – La
gente habla mucho sobre el mundo invisible o espiritual. ¿Dónde está ubicado?
RAÚL TEIXEIRA
– Sí, es verdad. La gente habla mucho del mundo invisible, el mundo espiritual,
del más allá. En todas las creencias y a través de las diferentes épocas, los
seres humanos han tenido la comprensión de la existencia de este lugar más allá
de la Tierra, ya sea a través de la intuición o por medio de la revelación de
los espíritus.
Sin embargo,
debido a la etapa de maduración de los individuos y de las sociedades que éstos
constituyen, ha surgido la necesidad de ubicar esta región. Es así como nos
comenzamos a relacionar con los Campos Elíseos, con el Infierno, con el Reino
de los Muertos, donde creíamos que los muertos, los espíritus, vivían.
Con las
enseñanzas que recibimos en el Nuevo Testamento, nos encontramos con Jesucristo
ayudando a los espíritus perturbados o hablando con espíritus nobles, lo cual
nos ha hecho admitir que aquellos espíritus han venido existiendo a lo largo de
la humanidad. No obstante, en el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo afirma que
estamos rodeados por nubes de testigos.
En el Libro
de los Espíritus, presentado por Allan Kardec, el codificador del Espiritismo,
contamos con importante información sobre el hecho de que los espíritus pueden
saber acerca de nuestros pensamientos más profundos, como así también influir en
nuestros pensamientos y acciones. Esto nos hace pensar que estamos inmersos en
un océano espiritual.
Consideremos,
entonces, que lo que diferencia el mundo material de aquello que llamamos mundo
de los espíritus o del más allá, es sólo nuestro estado vibracional.
La materia en
sí misma impone un descenso de la frecuencia en la que el espíritu vibra,
funcionando como si fuese una lámpara de pie.
El mundo
espiritual está constituido por el mundo normal primitivo – en este caso el
término primitivo no significa inferior o retrógrado, sino que se refiere a lo
original, a lo inicial. De este modo el más allá está aquí. Todos nosotros
estamos inmersos en él, los vivos y los muertos, separados solamente por las
frecuencias en que nos expresamos.
R.E. – El
espíritu André Luiz – a través de la mediumnidad psicográfica de Francisco
Cándido Xavier – dice que la proporción entre desencarnados y encarnados es de
4 a 1. ¿Se está refiriendo a las nubes de testigos mencionadas por e Apóstol
Pablo?
RAÚL TEIXEIRA
– Teniendo en cuenta la proporción que presenta el espíritu André Luiz, podemos
reflexionar sobre dos importantes aspectos de la vida en la Tierra.
Si
consideramos que la población desencarnada es casi cuatro veces la de los
encarnados – al menos cuando se presentó esta proporción – esto significa que
realmente estamos sumergidos en un océano de seres espirituales o, si
quisiéramos filosofar con Platón, en un océano de “eidos” – de psiquis (en
Homero la psiquis separada del cuerpo físico era considerada como un ser más o
menos material, eidolon, un fantasma que habita los infiernos (Reino de los
Muertos) y aparece en forma de humo contorneado, algo volátil, en forma de
sombra.
Por otra
parte, si estamos inmersos en este océano psíquico que lo inunda todo, esto nos
hace creer que hay una comunicación, un vínculo entre la psiquis que vibra en
la misma frecuencia, o en frecuencias similares. Esto reafirma lo que podemos
llamar una ley de afinidad, puesto que tendríamos diferentes niveles y tipos de
conexiones, que es precisamente lo que vemos por todo el mundo.
Los fenómenos
de afinidad nos hacen pensar acerca de los grupos humanos que existen,
constituidos sobre la base de sus afinidades, a nivel profesional, artístico,
deportivo, religioso, vicioso o criminal.
R.E. - ¿Si
existe, por lo tanto, influencia entre ambos mundos, deberían sólo los médiums
estar vigilantes de sus actos o esto es válido para cada uno de nosotros?
RAÚL TEIXEIRA
– Según el pensamiento de Kardec, por el que todos los seres humanos somos más
o menos médiums, y considerando que es raro para nosotros encontrar a alguien
que nunca haya sido tocado por los espíritus, sin importar de qué niveles o
intensidades de sensibilidad puedan ser, por lo tanto, debido a la ley de
afinidades, todos nosotros somos capaces de conectarnos con ondas provenientes
de las mentes de otros individuos encarnados (vivos) y también desencarnados
(muertos).
El fenómeno
de contactos psíquicos es tan común, tan natural, que casi nunca son advertidos
por las personas involucradas, exceptuando a aquellos que tienen conocimiento
de este fenómeno, y se dan cuenta qué está ocurriendo o, quienes sin embargo,
son poseedores de canales mediúmnicos significativos, tienen
o no el
conocimiento formal del mismo, y son capaces de observar las ocasiones en que
estas influencias ocurren. Desde esta perspectiva, toda persona debería ser
cuidadosa con las formas y niveles de actividad psíquica y pensamientos
propios, ya que no sólo los religiosos y creyentes están inmersos en este
océano psíquico, sino todas las criaturas que viven en el planeta.
R.E. – Según
el Espiritismo, la mediumnidad sirve como un instrumento para ayudar a los
desencarnados que sufren e incluso a los obsesores. ¿Pueden los espíritus
superiores tratar a los espíritus desencarnados sin la contribución de los
médiums?
RAÚL TEIXEIRA
– En realidad los espíritus superiores son aquellos que tratan a los espíritus
sufrientes de cualquier clase y que se encuentran en el más allá.
La
contribución que los médiums encarnados brindan al trabajo de los espíritus
superiores es de una relevancia mínima, cuando consideramos las condiciones
morales – intelectuales generales de los médiums.
Cuando
pensamos lúcidamente, no podemos admitir que con el poco tiempo dedicado a las
tareas mediúmnicas – es decir cuando se cuenta con médiums aplicados – con una
o dos horas a la semana, podemos llevar a cabo un gran trabajo en el servicio
de ayuda a los sufrientes u obsesores de cualquier tipo.
Por otra
parte, es difícil imaginar que médiums que aún no se han liberado de sus
propios vicios, cualesquiera que sean, puedan ofrecer una gran ayuda al mundo
invisible: médiums que todavía son prisioneros de pasiones molestas, envidias,
celos u odio; médiums que sufren de una seria fobia a los libros (miedo a leer)
y que eligen la ignorancia, creando explicaciones falsas para los problemas de
la vida, en lugar de buscar las respuestas que el Espiritismo tiene para
nosotros; otros médiums que, desafortunadamente están más interesados en
presentarse a ellos mismos con sus pocos poderes y con un ego inflado, en lugar
de servir de apoyo y dar lugar a la luz, la comprensión, la salud y la paz
emanando de él o ella hacia todos los demás.
No hay duda
de que los médiums encarnados ofrecen su cooperación a los guías invisibles, a
través de la tarea a la cual están conectados. Sin embargo, los guías a quienes
nos referimos, necesitan estar dotados de un profundo espíritu de comprensión,
de un intenso amor por su semejante y de mucha paciencia, de modo que así
puedan ayudar en las necesidades del desdichado desencarnado y pasar por alto
las deficiencias –casi siempre alimentadas bajo una gran cantidad de
justificaciones– de muchos médiums que se presentan diciendo que quieren hacer
el bien, pero quienes, en lo más profundo de su ser, no son ni siquiera capaces
de trabajar internamente consigo mismos, en el esfuerzo de superar sus malas
tendencias o sus limitaciones.
R.E. – Es
común para la gente tomar conciencia de su mediumnidad así como del Espiritismo
y, por este motivo, tienen el deseo de crear un grupo Espírita. Sin embargo,
León Denis, la persona que continuó los trabajos de Kardec, menciona en su
libro En lo Invisible, que la formación de grupos requiere reglas y
condiciones. Muchos intentos resultan infructuosos, un gran número de grupos no
gozan más que de una breve existencia, como resultado de la falta de paciencia,
dedicación y cohesión. ¿Basado en su conocimiento y experiencia, podría
decirnos cuales serían las mejores pautas para tener éxito en la formación de
un grupo Espírita?
RAÚL TEIXEIRA
– A fin de alcanzar el éxito en cualquier formación Espiritista, ya sean grupos
de estudio Espiritistas o reuniones para practicar Espiritismo, a los que se
denomina reuniones (o sesiones) mediúmnicas, es importante prestar atención a
algunos pocos puntos que son muy importantes, indispensables:
a- Un
Objetivo Superior – el deseo de consagrarse a una actividad virtuosa, aplicando
las indicaciones de los espíritus nobles, los guías de la humanidad.
b- El deseo
de dar un significado a la existencia corporal – la buena voluntad de superar
la ignorancia; el amor por el estudio; amor que se irá desarrollando
lentamente, siempre y cuando, la persona interesada se imponga a sí misma la
disciplina para ser exitosa; la motivación para servir a los hermanos y
hermanas en el camino de la evolución, sin ingenuidad, pero concientes de que
la gente es lo que es y que ellos se encargarán del deseo, de la voluntad, y de
la iniciativa de aplicar en sus vidas el conocimiento adquirido con el
Espiritismo.
c- Saber cómo
trabajar en equipo – siempre será complicado formar un grupo Espiritista con
absolutistas que quieren ser dueños y en todo momento tener la última palabra;
con otros que verdaderamente tienen una actitud de “dejar hacer”, quienes
desean complacer a todos en cada situación; y con aquellos a los que no les
gusta actuar, servir, trabajar, o moverse, convirtiéndolos en lectores ineptos
y polemistas y para quienes es suficiente orar mucho, y transferir las responsabilidades
humanas a los desencarnados.
En un grupo
Espírita deberíamos ser siempre hermanos y servidores los unos de los otros,
sin desviarnos de los principios Espiritistas, tal como Allan Kardec nos los
hizo llegar. No deberíamos perder la capacidad de utilizar las enseñanzas de
Cristo en alusión a la coherencia que deberíamos tener, en nuestra manera de
decir “sí, sí, no, no”. Aquellos que son parte del grupo, serán responsables de
desarrollar en sí mismos el gusto por estudiar seriamente el Espiritismo,
motivando e inspirando a otros los mismos afortunados caminos.
Seguros de
que el Espíritu de Verdad en las páginas Espiritistas nos convoca a amarnos y a
instruirnos, deberíamos dedicar nuestros mejores esfuerzos de modo que el grupo
Espiritista que se forme, o aquel en que trabajamos, no se aleje ni siquiera un
poquito del amor y de la instrucción, de tal manera que la contribución a la
sociedad en la que vivimos, sea madura y estimulante.
R.E. – El
Espíritu Emmanuel, guía espiritual del médium Chico Xavier, expresó que para
alcanzar el éxito en la ejecución del trabajo Espírita, uno necesitaba
disciplina, disciplina, y disciplina. La repetición de la palabra era sólo para
enfatizar su importancia vital para el médium, o ¿tiene otros significados?
RAÚL TEIXEIRA
– Lo importante es que la repetición de la palabra disciplina, que no es
precisamente una figura del lenguaje o el refuerzo de una idea, nos hace
comprender cuan importante e indispensable es la disciplina para todo aquel que
desee alcanzar alguna actividad en el mundo con perfección.
Por ejemplo,
les preguntamos a los músicos y a las bailarinas sobre la disciplina que
necesitan para mostrar su talento y recibir el reconocimiento y aplauso del
público. Ellos responden que necesitan horas y horas de exhaustivo ensayo,
repitiendo una y otra vez, aquello que necesitan perfeccionar, y una dieta
equilibrada para que el cuerpo se mantenga en una buena forma. Le preguntamos a
actores – de teatro, cine o televisión – y a atletas acerca de la disciplina
que ellos necesitan para superarse, y convertirse en verdaderos íconos de la
interpretación y vencer sus límites corporales. Ellos manifestaron que
requieren horas y horas de exigente ensayo y entrenamiento, que les imponen
repeticiones innumerables veces, buen cuidado y ejercitación de su memoria, y
respeto por los valores nutricionales de la comida que ingieren, de tal modo
que durante las presentaciones todo marche bien, de acuerdo al plan para
alcanzar el éxito.
Los médiums
no son diferentes. Hay una necesidad de disciplina en el uso que ellos hacen de
todo lo que la vida les ofrece. No deberían comer ni demasiado ni muy poco,
sino tanto como su estructura física les demande. Evitar el alcohol – que nos
quita la lucidez y control de nuestras acciones – ya que no sabemos en qué
momento nos corresponderá hacer el bien.
Sean
cuidadosos con el contenido de lo que leen y miran, como así también con los
temas que discutan, porque al saber que la mente – el instrumento primordial
utilizado en la tarea de los médiums – se impregna con estos productos, que
luego pueden interferir en la concentración y en los procesos psíquicos de
filtración, además del pensamiento molesto que emerge ante cada escena
incorrecta, o algún texto o fragmento de una conversación que uno aprehende.
Tenemos aquí
unas pocas razones por las cuales el médium Francisco Cándido Xavier, cuyo
tutor espiritual fue Emmanuel, fue capaz de actuar con luminosa y servicial
mediumnidad a lo largo de más de 70 años. Él trabajó como un intérprete leal de
los Espíritus Superiores además de ser un buen enfermero para los espíritus
sufrientes, encarnados o desencarnados, sin siquiera una queja, sin ningún tipo
de demanda material, y sin alardear, viviendo la virtud de amar a Dios y al
prójimo, más allá de cualquier interés personal, viviendo la virtud de amar a
Dios y al prójimo sin ningún interés personal. La disciplina que vivió Chico
Xavier lo ha convertido en el más grande modelo de nuestros días, y para los
días venideros de nuestro planeta.
Raúl
Teixeira es una de las personas más renombradas dentro del Movimiento Espirita
mundial en la actualidad. Médium y orador, el Dr. Teixeira ha disertado en más
de 35 países de Europa, Asia, África y América. Profesor de Física, Raúl
Teixeira también se ha doctorado en Educación y ha consagrado su vida a la
difusión del Espiritismo. Raúl tiene publicados 28 libros Espiritistas, y
continúa produciendo muchas obras mediúmnicas a través de la psicografía. Su
fundación de beneficencia, Remanso Fraterno, ha ayudado a cientos de jóvenes y
niños en riesgo en Niterói, RJ – Brasil.
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