lunes, 30 de julio de 2012

LA GRAN TRANSICIÓN


Se opera en la Tierra, en este largo período, la gran transición anunciada por las Escrituras y confirmada por el Espiritismo.

El sufrido planeta experimenta convulsiones especiales, tanto en su estructura física y atmosférica, ajustando sus diversas capas tectónicas, concerniente a su constitución moral.

Todo esto porque los espíritus que lo habitan, que aún transitan en franjas de inferioridad, están siendo sustituidos por otros más elevados que lo impulsarán por las veredas del progreso moral, dando lugar a una nueva era de paz y felicidad.




Los espíritus renitentes en la perversidad, en los desmanes, en la sensualidad y vileza, están siendo recambiados lentamente para mundos inferiores donde enfrentarán las consecuencias de sus actos innobles, así renovándose y predisponiéndose al retorno planetario, cuando recuperados y decididos al cumplimiento de las leyes de amor.

Por otro lado, aquellos que permanecieron en las regiones inferiores están siendo traídos a la reencarnación para que disfruten de la oportunidad de trabajo y aprendizaje, modificando los hábitos infelices a los que se han sometido, pudiendo avanzar bajo la regencia de Dios.

Caso se opongan a las exigencias de la evolución, también sufrirán un tipo de expurgo temporal para regiones primarias entre las razas atrasadas, teniendo la oportunidad de ser útiles y de sufrir los efectos dañinos de su rebeldía.
Concomitantemente, espíritus nobles que consiguieron superar los impedimentos que los retenían en la retaguardia, estarán llegando, a fin de promover el bien y ampliar los horizontes de la felicidad humana, trabajando infatigablemente en la reconstrucción de la sociedad, fiel a los designios divinos.

De la misma forma, misioneros del amor y de la caridad, procedentes de otras esferas estarán revistiéndose de la indumentaria carnal, para volver más amena esa fase de lucha iluminativa, proporcionando condiciones dignificantes, que estimulen el avance y la felicidad.




No serán apenas los cataclismos físicos que sacudirán el planeta, como resultado de la ley de destrucción, causante de estos fenómenos, como ocurre con el otoño que derriba el follaje de los árboles, a fin de que puedan enfrentar el invierno riguroso, renaciendo exuberantes con la llegada de la primavera, sino también los de naturaleza moral, social y humana que marcarán los días tormentosos, que ya se viven.

Los combates se presentan individuales y colectivos, amenazando destruir la vida con hecatombes inimaginables.  La locura, proveniente del materialismo de los individuos, nos arroja a los abismos de la violencia y de la insensatez, ampliando el campo de la desesperación que se esparce en todas las direcciones.

Se destruyen los hogares, se desorganizan las relaciones afectivas, se desestructuran las instituciones, los centros de trabajo se convierten en áreas de competencia desleal, las calles del mundo se transforman en campos de luchas perversas, llevando cuesta abajo los sentimientos de solidaridad y de respeto, de amor y de caridad.

La turbulencia vence a la paz, el conflicto domina al amor, la lucha desigual sustituye la fraternidad.

... Sin embargo, estos acontecimientos son apenas el comienzo de la gran transición.
La fatalidad de la existencia humana es la conquista del amor que proporciona plenitud.

Hay, en todas partes, un destino inevitable, que expresa el orden universal y la presencia de una Conciencia Cósmica actuante.


La rebeldía que predomina en el comportamiento humano eligió la violencia como instrumento para conseguir el placer que no le llega de manera espontánea, generando lamentables consecuencias, que se colman en desaires continuos.

Es inevitable la cosecha de la sementera por aquel que la originó, convirtiéndose rico de granos benditos o de abrojos venenosos.

Como las leyes de la vida no pueden ser derogadas, toda objeción que se les hace se convierte en aflicción, impidiendo la conquista del bienestar.

De la misma forma, como el progreso es inevitable, si no es conquistado a través del deber, lo será por los impositivos estructurales de los cuales se constituye.

Por lo tanto, la mejor manera de compartir concientemente la gran transición es a través de la conciencia de responsabilidad personal, realizando los cambios íntimos que se vuelvan propios para la armonía del conjunto.

Ninguna conquista exterior será lograda si no procede de los paisajes íntimos, en los cuales están instalados los hábitos. Los de naturaleza perniciosa, deben ser sustituidos por aquellos que son saludables, por lo tanto, propiciatorios de bienestar y de armonía emocional.

En la mente está la clave para que sea operado el gran cambio.

Cuando se tiene dominio sobre dicho cambio, los pensamientos pueden ser canalizados en sentido edificante, dando lugar a palabras correctas y a actos dignos.


El individuo, que se renueva moralmente, contribuye de forma segura para las alteraciones que se vienen operando en el planeta.

No es necesario que el torbellino de los sufrimientos generales lo sensibilice, a fin de que pueda contribuir eficazmente con los espíritus que obran en favor de la gran transición.

Disponiendo de las herramientas morales del ennoblecimiento, se vuelve cooperador eficiente, por trabajar junto a su prójimo por el cambio de convicción en torno a los objetivos existenciales, al mismo tiempo que se transforma en un ejemplo de alegría y felicidad para todos.
El bien fascina a todos aquellos que lo observan y atrae a los que se encuentran distantes de su acción, ocurriendo lo mismo con la alegría y la salud.

Son ellos los que proporcionan el mayor contagio de que se tenga noticia y no las manifestaciones aberrantes y desoladoras que parecen arrastrar a las multitudes.

Así como escasean los ejemplos de júbilo, se multiplican los de desesperación, luego dejados atrás por los programas de sensibilización emocional para la plenitud.

La gran transición prosigue, y porque se hace necesaria, la única alternativa es examinar la manera como se presenta y cooperar para que las sombras que se densifican en el mundo sean disminuidas por el Sol de la inmortalidad.
Ningún recelo debe ser cultivado, porque, aunque ocurra la muerte, este fenómeno natural es vehículo de la vida que se ha manifestado en otra dimensión.


La vida siempre responde conforme las indagaciones morales que le son dirigidas.

Los cambios aguardados que se viene operando traen una contribución que aún no ha sido valorada, que es la erradicación del sufrimiento de los paisajes espirituales de la Tierra.

En cuanto prospere el mal en el mundo, el ser humano será la víctima preferida, por el egoísmo en que se retuerce, apenas por elección especial.

El dolor momentáneo que lo hiere, lo invita, por otro lado, a la observancia de las necesidades imperiosas de seguir el caudal del amor rumbo al océano de la paz.


Después de pasar el periodo de aflicción, llegará el de la armonía.
Hasta entonces, que todas las inversiones sean de bondad y de ternura, de abnegación y de irrestricta confianza en Dios.

Joanna de Ângelis. (Página psicografiada por el médium Divaldo Pereira Franco, el día 30 de julio de 2006, en la ciudad de Rio de Janeiro).

LA FAMILIA




La familia es el instrumento que Dios ha dispuesto entre los seres humanos para favorecer su medio de evolución. Normalmente, las personas tan solo suelen distinguir los lazos de consanguinidad, pero los que conocen el espiritismo saben bien que esa es tan solo la cara visible del entramado, pues detrás de ella se esconden siglos y siglos de luchas y celebraciones, de llantos y alegrías repartidas. Compartir es buen término para definir este concepto, ya que en definitiva, el nexo que nos une a los más cercanos lo marca la participación en experiencias comunes que nos impresionan en una y otra dirección. Yo, con mis actos, afecto a los que pertenecen a mi núcleo de parentela y ellos, a su vez, influyen con sus decisiones en el discurrir de mi existencia.

            Muchos padres se asustan por la rebeldía de sus hijos y se dejan media vida en conflictos con ellos, al tratar de reconducir actitudes que a ningún puerto llegan. Sus vástagos se empeñan en enfrentarse a su influencia intentando colmar así su sed de revolución y manteniendo una disposición indomable frente a cualquier consejo paternal. Son escenarios de contienda que responden al libre albedrío de cada una de las partes, pero que en muchos casos tan solo suponen el resorte de un pasado oculto que esconde “guerras” soterradas de antaño.

           
 El camino del progreso es tan largo y tiene tantos recodos, que tarde o temprano, los espíritus vuelven a coincidir en el plano físico a fin de superar sus antiguas pugnas, actuando los lazos de la carne como herramienta ideal para salvar los viejos rencores y ahora, como almas cogidas de la mano, continuar avanzando juntas elevando sus pasos hacia miras más audaces.


           
 Bienaventurada reencarnación, que nos hace reencontrarnos los unos a los otros, una vez sí y otra también, hasta que se ajustan de forma equilibrada los parámetros del entendimiento entre la prole. Hay que ascender de perspectiva y pensar que hijos, padres o hermanos con los que vamos a convivir en el periplo terrenal, son tan solo una parte de la larga película del devenir, compañeros de viaje con los que deberemos colaborar a fin de aligerar la pesada carga de nuestras alforjas. Sí, ese lastre tan típico de este mundo de pruebas al que no podemos sustraernos, pues todavía no obtuvimos el aprobado en los exámenes del amor y la caridad.

            Por eso el Creador dispuso del mecanismo familiar, para asegurar la supervivencia de sus miembros y entrelazar sus destinos, pues todavía no se supo de ningún ermitaño que en la soledad de su montaña, pudiera evolucionar ajeno al contacto con sus hermanos de tribulación. Qué misión tan importante para los padres, no solo por cubrir las necesidades más perentorias de sus descendientes sino por transmitirles valores plenos de afecto y de cariño, necesarios en el futuro para proseguir con la cadena escalonada de desarrollo moral. Qué reto tan sustancial para los hijos, pues habiendo sido ubicados como centros de un nuevo clan, deben mostrarse agradecidos a sus ascendientes por los esfuerzos desplegados en su prolongada educación, simplemente honrándolos.




            Hay progenitores que confunden a sus retoños con réplicas de sí mismos y que les infunden por ello certificado de copia del original, como si los espíritus pudieran moldearse cual si fueran meras reproducciones de una tienda de juguetes. Al transcurrir de los años y volverse el alma del niño más madura, sufren terrible decepción pues sus vástagos emprenden la ruta de su propia vida porque Dios no solo nos hizo inteligentes sino también libres. Y es que esos pequeños no constituyen piezas tan maleables como para que renuncien a sus inextinguibles ansias de libertad, en un tiempo de crianza que no corre sino que vuela en busca de flamantes desafíos.

            También abundan hijos que cierran sus ásperos oídos a los bellas recomendaciones paternales, mostrando desprecio y temeridad ante las lecciones que la madre experiencia proporciona. Cuando se estiren, víctimas del orgullo y de la dureza de sus corazones,  no sabrán cómo regar ni abonar la planta que es su propia vida. Esta ha de crecer porque es de ley, pero puede que se desenvuelva vestida de espinos a la que nadie quiera acercarse o carezca de la savia suficiente que la impulse hacia la luz, no pudiendo extender sus raíces y marchitando la oportunidad perdida de florecer y madurar que supone la existencia. Tal vez retornen al regazo que les vio nacer en busca de consejo o exhortación porque un buen padre o madre, jamás rehusaría cobijar al hijo pródigo que un día cegó su vista a las tiernas sugerencias de sus ascendientes. Mas los henchidos de soberbia que repudiaron tan sana influencia, volverán a repetir curso en otra aula, puede que con otros maestros y en diferentes escenarios, pero debiendo aprender las mismas lecciones que una vez osaron apartar de su vista. ¡Y cómo duele tener que retomar las clases desde el principio, punzón moral infligido entre las venas de la conciencia, cuando compruebas que los demás han pasado de nivel!


Personas hay que no comprenden cómo los más cercanos a ellos por los vínculos de la carne, pueden traicionarles, contradecirles o simplemente tomar rumbos diferentes y exclaman…”te destierro, porque no eres de los míos ni de nuestra sangre”. Ignoran por completo que los lazos corporales son transitorios y que las auténticas familias son las espirituales, constituidas por el inmortal ligamen del paso de los siglos, forjado en la eterna conflagración del devenir. Si pudieran descorrer el manto del ayer y descubrir qué identidad oculta se esconde tras la máscara del cuerpo…se asombrarían y entenderían por qué el “destino” ha situado a esas almas supuestamente conflictivas entre ellos. Mas el Creador, en su infinita sabiduría, veló la foto de nuestras ancestrales relaciones pretéritas a fin de no interferir con el presente y no desnaturalizar nuestras ligazones. Y hay quien todavía, preso de su desconocimiento, niega la reencarnación al no poder rememorar antiguos episodios del libro de su vida, cuando resulta que esas luchas intestinas entre miembros de un mismo linaje, son la más clara señal que la intuición trae a la conciencia sobre un pasado rebosante de combates, donde las pugnas se abrían paso entre el hierro y el fuego.


Sin embargo y como espíritas, nosotros no permanecemos ignorantes porque hemos accedido a la Doctrina y a su mensaje. Desde la perspectiva de los tiempos, aquella nos descubre el carácter efímero de los lazos de la sangre pero por otro lado, nos insiste en que la coyuntura genética actual nos fue concedida en el plano espiritual para reanudar nuestra ruta hacia la perfección y que nosotros formamos parte del jurado que nos asignó a la misma. Dimos conformidad a los futuros padres, hermanos e incluso hijos. Así pues, sepamos valorar la importancia del núcleo familiar, tanto el de procedencia como el adquirido, pues en él se dirimen en justa lid las leyes universales con nuestra capacidad de elección.

            Por ley de causa y efecto, descendemos a la parentela que nos merecemos, aquella que en un perenne proceso de acción y reacción, nos hemos ganado con los actos del pasado. Por ley del progreso, somos ubicados justo en la combinación humana más adecuada que facilite nuestro perfeccionamiento. Por último, el libre albedrío entra en juego y hará que detengamos nuestra evolución en esa familia mediante el rechazo a la misma, o por el contrario, nos sirva de palanca para acelerar nuestro adelantamiento aceptando la estructura donde hemos sido dispuestos.


Y por supuesto, no olvidemos al resto de la familia que desde la dimensión inmaterial extiende sus vaporosas manos sobre nuestros rostros, aliento que no decae y nos sostiene, aquella que se entristece con nuestras caídas y se regocija con nuestros logros. En efecto, el Padre sabía del desconsuelo que la soledad supondría para el alma encarnada, por lo que dictaminó el apoyo de nuestros hermanos espirituales para tales circunstancias. Puede que no los veamos, pero es seguro que podemos sentir su influencia. Después de todo, la familia está para que no nos sintamos solos, grata compañía ante los sinsabores del destino.

            Bella encrucijada en la que todos nos hallamos inmersos. Sepamos disfrutar de la oportunidad que se nos brinda en esta perpetua travesía de adelantamiento. Nos hemos embarcado en una nave presta  a surcar por océanos infinitos. ¿Conocemos ya nuestro papel dentro de la tripulación?
¡Zarpamos, todo el mundo a sus puestos!

ATENCIÓN CONVÉNCETE


Convéncete de que no existen males eternos.
Todo dolor llega y pasa.
El día es siempre nuevo para quien trabaja.
No conserves resentimientos.
La desilusión de ahora será bendición después.
La dificultad es una escuela.
Servir es un privilegio.
Auxilia para el bien.
Nada reclames.
Gritos no valen.
Quejas no apagan deudas.
Tristeza inerte es sinónimo de tiempo perdido.
La paciencia activa realiza prodigios.
Habla encendiendo la luz de la esperanza.
Olvida las ofensas, cualesquiera que sean.
Agresores son dolientes y seres medicados por los recursos de Dios.
No menosprecies la crítica.
Valoriza a los amigos.
Respeta a los adversarios.
Resguarda la conciencia tranquila.
Ejerce la beneficencia como un deber.
Hoy auxiliamos, mañana seremos los necesitados de auxilio.
No cobres tributos de gratitud.
Agradezcamos las bendiciones que Dios nos concede gratuitamente.
Prestigia la existencia que la Sabiduría Divina te concedió.
Es muy importante recordar que, en la muerte, todos encontramos, antes que otra cosa, aquello que hicimos de la propia vida.
Olvida contrariedades, trabajando y sirviendo siempre.
Y, en frente de cualquier obstáculo o de cualquier desengaño, no te olvides que el tiempo de hoy continuará en el mañana.

Libro: Atención
Por el Espíritu Emmanuel
Médium: Francisco Cándido Xavier


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

LA CARIDAD DESCONOCIDA


La conversación en casa de Pedro versaba, esa noche, sobre la práctica del bien, con la viva colaboración verbal de todos.
¿Cómo expresar la compasión, sin dinero? ¿Por qué medios incentivar la beneficencia, sin recursos monetarios? Con esas interrogaciones, grandes nombres de la fortuna material eran invocados y la mayoría se inclinaba a admitir que solamente los poderosos de la Tierra se encontraban a la altura de poder estimular la piedad activa, cuando el Maestro interfirió, oponiendo bondadoso: -Un sincero devoto de la Ley fue exhortado por determinaciones del Cielo al ejercicio de la beneficencia; mientras tanto, vivía en la extremada pobreza y no podía, de modo alguno, retirar la mínima parcela de su salario para el socorro a los semejantes.
En verdad, daba de sí mismo, cuanto le era posible, en buenas palabras y gestos personales de aliento y estimulo a cuantos se hallaban en sufrimiento y dificultad; sin embargo, le dolía el corazón ante la imposibilidad de distribuir limosna y pan con los andrajosos y hambrientos al margen de su camino.
Rodeado de hijitos pequeñitos, era esclavo del hogar que le absorbía el sudor.
Reconoció, todavía, que, si le era vedado el esfuerzo en la caridad pública, podía perfectamente combatir el mal, en todas las circunstancias de su marcha por la Tierra.
Así es que paso a extinguirlo, con incesante atención, todos los pensamientos inferiores que le eran sugeridos; cuanto contactaba con personas interesadas en la maledicencia, se retraía, cortés, y respondiendo alguna interpelación directa, recordaba esa o aquella pequeña virtud de la victima ausente; si alguien, delante de él, daba pasto a la cólera fácil, consideraba la ira como una enfermedad digna de tratamiento y se recogía a la quietud; insultos ajenos, le golpeaban el espíritu a la manera de moscas en barril de miel, por cuanto, más allá de no reaccionar, proseguía tratando al ofensor con la fraternidad habitual; la calumnia no encontraba acceso en su alma, una vez que toda denuncia torpe se perdía, inútil, en su gran silencio; reparando amenazas sobre la tranquilidad de alguien, intentaba deshacer las nubes de la incomprensión, sin alarde, antes que asumiesen acción tempestuoso; si alguna sentencia condenatoria bailaba en torno al prójimo, movilizaba, espontaneo, todas las posibilidades a su alcance en la defensa delicada e imperceptible; su celo contra la incursión y la extensión del mal era tan fuertemente minucioso que llegaba a retirar detritos y piedras de la vía pública, para que no ofreciesen peligro a los transeúntes.
Adaptando esas directrices, llego al término de la jornada humana, incapaz de atender a las sugestiones de la beneficencia que el mundo conoce.
Jamás pudo dar una ración de sopa u ofrecer una piel de carnero a los hermanos necesitados.
En esa posición, la muerte lo buscó al tribunal divino, donde el servidor humilde compareció receloso y desalentado.
Temía el juicio de las autoridades celestes, cuando, de improviso, fue aureolado por brillante corona, y, porque preguntase, con lagrimas, la razón del inesperado premio, fue informado de que la sublime recompensa se refería a su triunfante posición en la guerra contra el mal, en la que se hizo valeroso emprendedor.
Fijo el Maestro en los aprendices la mirada percuciente y calmo y concluyo, en tono amigo: Distribuyamos el pan y la cobertura, encendamos la luz para la ignorancia e intensifiquemos la fraternidad aniquilando la discordia, más no nos olvidemos del combate metódico y sereno contra el mal, en esfuerzo diario, convencidos de que, con nuestra batalla santificante, conquistaremos la divina corona de la caridad desconocida.

Por el espíritu Neio Lucio – Del Libro: Jesús en el Hogar, Medium: Francisco Cándido Xavier.


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

EL APEGO AFECTIVO


Francisco Cándido Xavier
En una carta Chico Xavier nos explica los antecedentes del mensaje referente al apego afectivo en el medio familiar:
“En la noche anterior a una de nuestras reuniones públicas estuvimos juntos, probablemente unas cincuenta personas, en un encuentro amigo dedicado al culto del Evangelio en el hogar. Y el asunto de esa reunión domestica fue la dificultad para separarnos de los lazos de la familia, cuando los entes amados escogen caminos diferentes a los nuestros. Como era natural, ardientemente fue debatido el tema. Y, a la noche siguiente, antes de la sesión pública, el asunto prosiguió.
Iniciadas nuestras tareas, El Evangelio Según el espiritismo nos ofreció para el estudio el ítem 9 del capítulo XIV, claramente colocado en las apreciaciones focalizadas. Y, al fin de la reunión, nuestro abnegado Emmanuel nos dio la página titulada Desvinculación, que se expone a continuación con la esperanza de que ella sirva al querido lector para estudio y reflexiones.”

DESVINCULACIÓN· Emmanuel
Para muchos compañeros en la Tierra, la desvinculación en el campo afectivo es una prueba difícil.
Desligamiento del grupo familiar, distancia de la convivencia.
Hora de la diferenciación de alguien delante de otro alguien.
Si te ves en un momento así, en la posición de quien puede liberar asociados de ideal y de afinidad, no hesites en el bien por hacer.
Aquellos que ansían por independencia y cambio, después de compartir la vida, son mendigos de la tranquilidad y renovación. No precisan tanto de tu oro y asistencia, nombre y prestigio. Te ruegan, por encima de todo, escoras de tolerancia y bondad, a fin de que te puedan dejar sin que el espino de la angustia te inunde el corazón.
Medita en aquel que, un día, igualmente dejaste para tomar otras embarcaciones, diferentes del navío en el que se te localizaba en el área domestica, de modo a lanzarte al mar profundo y vasto de la experiencia terrestre.
Los familiares que amaban tu presencia y los amigos que disputaban la la compañía se vieron, de un instante para otro, apartados de ti por efecto de tus propias deliberaciones.
Nos expresamos así porque, frecuentemente, la harmonía en la desvinculación depende de aquellos que ya maduraron en la vida física, a los cuales se pide amparo y seguridad, auxilio y aprobación.
Si alguien a tu lado te solicita la cancelación de compromisos y deberes asumidos para contigo, concede la paz a quien necesita de paz, a fin de entender los impositivos de la vida en otros sectores de evolución.
Realmente deseas que los descendientes se aseguren para la felicidad, no quieres que los hijos muy amados atraviesen tribulaciones y engaños que te amargaran la infancia o la juventud; te habituaste a desaprobar las resoluciones de amigos que se apartan para caminos que ya sabes estarán encharcados de lagrimas , ni concuerdas en que los entes queridos vengan a transitar por caminos que ya trillaste entre piedras y aflicciones, entretanto, por más que nos duela el corazón – muchos de aquellos que más amamos llegaron a la Tierra exactamente para eso.
Ante los compañeros que se distancian de la convivencia o que te dicen adiós para reencontrarte más tarde, en otros nuevos niveles de espacio y tiempo, no lastimes y no condenes.
Bendice y auxilia siempre.
Los que parten o se separan del camino, en el día a día, esperan de ti, sobretodo, el patrocinio del amor y el refugio de la bendición.
EN EL TREN DE LOS ESTUDIANTES· J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
Emmanuel coloca el problema de la desvinculación afectiva en dos planos: el del alejamiento de personas queridas que se retiran del hogar y el de la partida para “otros y nuevos niveles de espacio y tiempo”. En ambos casos se rompe el vínculo de la convivencia. En ambos casos hay sufrimiento moral de parte a parte. El asunto es tratado en el ítem 9 del capítulo XIV de El Evangelio según el Espiritismo, y allí encontramos el siguiente aviso a los que sufren: “Las grandes pruebas son casi siempre el indicio de un fin de sufrimiento y de un perfeccionamiento del espíritu, desde el momento que sean aceptadas por amor a Dios.”
El desastre del Tren de los Estudiantes, el 8 de junio de 1972, entre Suzano y Jundiapeba, se incluye en el capítulo de las pruebas colectivas. Más allá de los muertos y heridos están sufriendo esa prueba los familiares golpeados duramente, los amigos y colegas de las víctimas. La tragedia cayó sobre la verdadera multitud. Estamos cara a un proceso de desvinculación en masa. ¡Cuántos hogares enlutados por la pérdida de entes queridos, cuantos corazones dilacerados, cuantos espíritus aturdidos por la brutalidad de las ocurrencias!
Lo que más impresiona es el número de jóvenes que tuvieron su vida bruscamente cortada, cuando a camino de las escuelas superiores que cursaban en Mogi de las Cruces. Todo eso parece aterrador, inaudito, como si estuviésemos en un mundo caótico, sin orden, sin ley, sin Dios. No obstante, el Universo nos responde con el orden absoluto de sus leyes que todo lo rigen, desde el césped humilde en la Tierra hasta las constelaciones gigantescas en el infinito.
Nada acontece por acaso. Todo resulta de la ley de causa y efecto. Y todo efecto tiene un sentido: el de la evolución. Todos somos espíritus imperfectos y sufrimos las pruebas que pedimos antes de encarnar. Tenemos deudas colectivas que recargar. Más allá del rescate nos espera la libertad, la paz y el progreso los jóvenes que murieron fueron evitados de sufrimientos futuros en una vida en la que la enfermedad, la vejez y la muerte son el salario de todos nosotros.
Transferidos para la vida mayor, que realmente corresponde a sus necesidades y a su naturaleza, son todos ellos seres espirituales y no materiales. Ahora precisan de la comprensión de los padres, de los hermanos, de los amigos que dejaron en la Tierra. Precisan de paz, de oraciones, de buenos pensamientos, de vibraciones de sincera amistad para recuperarse en espíritu.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de S. Paulo, en la década de 1970.


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

RENOVACIÓN


El espiritualismo moderno descansa sobre testimonios universales, apoyase en hechos experimentales observados en todos los puntos del globo por hombres de las más diversas condiciones, entre quienes se encuentran sabios pertenecientes a todas las grandes universidades y a muchas academias célebres. Gracias a ellos, merced a su esfuerzos, la ciencia contemporánea, a pesar de sus vacilaciones, se ha visto poco a poco arrastrada a interesarse en el estudio del mundo invisible.
Crece de año en año el número de los experimentadores; sucédense unas a otras Investigaciones, y afirmaciones precedentes. De tales observaciones, multiplicadas hasta lo infinito, se ha desprendido una certeza: la supervivencia del ser humano, y con ella, las más precisas nociones acerca de las condiciones de la vida futura.
Por el atento estudio de los fenómenos, por la comunicación permanente establecida con el más allá, el espiritualismo moderno viene a reafirmar las grandes tradiciones del pasado, las enseñanzas de todas las religiones, de todas las filosofías elevadas en lo que concierne a la inmortalidad del ser y a la existencia de una causa reguladora del Universo. Les ha prestado una sanción definitiva. Cuanto anterior a él fue hipótesis y especulación del pensamiento, fue después un hecho reconocido tal.
Ha hecho más el espiritualismo, con toda esa suma de estudios e investigaciones proseguida durante medio siglo, con todos los hechos y con todas las revelaciones que de ellos derivan, ha constituido una enseñanza nueva, despojada de todo formalismo oscuro o simbólico, de fácil acceso, aun para los más humildes, y que abre a los eruditos y a los varias perspectivas acerca de los grados más elevados del humano conocimiento, acerca de la concepción de un ideal superior. Tal enseñanza puede satisfacer así a los espíritus más refinados como a los modestos; pero va dirigida, sobre todo, a los que sufren, a los que gimen bajo el peso de gravosa carga o de pruebas difíciles, a todos los que tienen necesidad de una fe que les sostenga en el camino de la Vida, en sus trabajos, en sus dolores. El espiritualismo moderno responde a esas necesidades ingénitas en el alma humana.
Con la ley de las existencias sucesivas nos presenta la Justicia regulando el destino de todos los seres, con lo que desaparecen las gracias particulares y los privilegios, la redención de la sangre por un justo, los desheredados y los favorecidos; todos los espíritus que pueblan la inmensidad, ya diseminados por el espacio, ya morando en los mundos materiales, son hijos de sus propias obras: todas las almas, sea que animen cuerpos carnales, sea que esperen ulteriores encarnaciones, proceden de idéntico origen y están llamadas al mismo porvenir. Distinguenlas sus méritos, las virtudes adquiridas, no otra cosa; pero todas pueden elevarse por sus esfuerzos y recorrer la vía de los perfeccionamientos infinitos. Todos esos espíritus, encaminándose hacia un fin común, forman una sola familia subdividida en numerosas agrupaciones simpáticas, , en asociaciones espirituales, de las que la familia humana es una reducción o un reflejo, y cuyos miembros se siguen unos a otros y asisten mutuamente a través de sus múltiples existencia viviendo alternativamente la vida terrestre y la vida libre de los espacios, para volver a reunirse tarde o temprano. Siendo ello así, la muerte ha perdido ya ese carácter lúgubre y terrorífico con que hasta hoy se la ha revestido.
Todas nuestras existencias se entrelazan formando un conjunto único; la muerte no es más que el tránsito, el paso de una a otra: para el hombre de bien, puerta de oro que abre ante sus ojos horizontes cada vez más hermosos. Con el materialismo, la fraternidad era no más que una palabra; el altruismo, una teoría sin raíces y sin alcance alguno. Sin el porvenir, el hombre había de concretar forzosamente su atención en el presente, y a los goces que en él puedan tener satisfacción.
Si es la muerte el fin de todo, ¿a qué imponerse privaciones que nada habrán de compensar? ¿Para qué la virtud y el sacrificio si todo acaba en la nada? Resultado inevitable de tales doctrinas había de ser el desarrollo del egoísmo, febril ansia de riqueza la preocupación exclusiva por los placeres materiales, lo que equivalía al desencadenamiento de las pasiones. A impulsos de esos hálitos destructores, la sociedad oscila sobre sus bases, y con ella, todas las nociones de moralidad, de fraternidad y de solidaridad que el nuevo espiritualismo se presenta a restaurar y consolidar. Nuestra época, impelida a la duda y a la negación por las exageraciones teológicas, perdía de vista esa idea salvadora. El espiritualismo experimental le devuelve la fe perdida, apoyándola sobre bases nuevas e indestructibles.
Leon Denis


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

DIFERENTES CATEGORÍAS DE MUNDOS HABITADOS


FABIO VILLARRAGA

Médico cirujano. Especialista en bioética y telemedicina. Conferenciante en congresos espíritas mundiales y nacionales. Traductor de diversas obras espíritas. Fue presidente de Confecol y actualmente es el coordinador del CEI para Suramérica. Presidente de la Asociación Médico Espírita de Colombia, AME-Colombia.

Desde las épocas del codificador Allan Kardec y del astrónomo sensitivo Camille Flammarion, hasta nuestros días, los conocimientos científicos sobre el Universo han cambiado y se han desarrollado notablemente. Sin embargo, el aspecto filosófico y moral de la comprensión de Dios y su creación, el Universo, permanece fuerte y firme en estos preclaros autores.  Y recordemos cómo este astrónomo francés en su obra Dios en la Naturaleza, cuya introducción terminó en mayo de 1867, dos años antes de la desencarnación del maestro lionés, nos narra, con ese sentido poético, en el tomo V, del citado libro lo siguiente: «La Tierra era cual átomo fluctuante en el infinito. De este átomo, sin embargo, a todos los soles del espacio, aquellos cuya luz lleva millones de años para llegar hasta nosotros, a los que yacen desconocidos más allá de nuestra visibilidad, yo sentía un lazo invisible abarcando, en un solo halo vivificante, todos los universos y todas las almas. Y la oración celestial, grandiosa, inmensurable, tenía su repercusión, su estrofa, su representación visible en aquella vida terrena que palpitaba en torno de mí, en el rugido del mar, en el perfume de las selvas, en el canto de las aves, en la melodía confusa de los insectos, en el conjunto emocionante del escenario y, sobre todo, en la luminosa tonalidad de aquel extraordinario crepúsculo».
Flammarion era un poeta del universo, que traducía, en versos y en prosa, las bellezas de la obra de la creación.  El insigne pedagogo francés Allan Kardec sitúa en el Libro de los Espíritus (Cap. III del Libro Primero), una de las definiciones del Universo más notables, cuando se afirma: «El Universo comprende la infinidad de mundos que vemos y que no vemos, todos los seres animados e inanimados y todos los astros que se mueven en el espacio, como también los fluidos que lo llenan».  Esta definición es filosóficamente fuerte y permanece vigente a pesar de todos los descubrimientos de la astronomía y la astrofísica.
Hoy día las investigaciones sobre la estructura actual del universo nos muestran que éste se encuentra constituido por galaxias, grupos y cúmulos de galaxias.  Nuestro planeta Tierra se encuentra en el Sistema Solar, ubicado en uno de los brazos de la Galaxia denominada Vía Láctea, que tiene forma de espiral y que pertenece al llamado Grupo Local, que consta de nuestra galaxia, las nubes de Magallanes, la galaxia de Andrómeda y varias «galaxias enanas».1
Se calcula que existen 100 mil millones de galaxias en el Universo conocido, el cual corresponde al 8% de la materia visible; mientras el otro 92% del universo corresponde a materia y energía oscura que no es visible. Lo que quiere decir que la mayor parte del universo es desconocido para nosotros y ni siquiera lo podemos ver.
Sin embargo, no encontramos una clasificación científica de los mundos porque en astronomía utilizan el término planeta, que fue definido por la Unión Astronómica Internacional en el 2006, como un cuerpo celeste en órbita a una estrella y que debe tener suficiente masa para hacer que éste tome una forma esférica y sea el cuerpo dominante de su órbita.
Apenas la humanidad conoce un poco acerca de los planetas del sistema solar, a los que divide en planetas interiores, que son sólidos y rocosos (Mercurio, Venus, La Tierra y Marte), y en planetas exteriores, que son casi totalmente gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, pues desde agosto de 2006 Plutón ya no es considerado un planeta).
Esta clasificación, como vemos, se realiza en base a las características físicas de los planetas, es decir, una clasificación materialista. Por ello el aporte hecho por la Doctrina Espírita al conocimiento humano, de plantear una clasificación con un criterio moral, es realmente una revelación única, y seguramente prevalecerá a través de los tiempos, sin perder vigencia conceptual.
Creemos que Kardec fue un pionero en colocar la primera clasificación moral de los mundos, cuando publica en abril de 1864 El Evangelio según el Espiritismo, y en su capítulo III plasma muy acertadamente la siguiente categorización:
1- Mundos primitivos: donde se hacen las primeras encarnaciones del alma.
2- Mundos de expiación y pruebas: donde todavía domina el mal.
3- Mundos regeneradores: donde las almas aún expían, pero adquieren fuerzas para continuar en la lucha.
4- Mundos felices: donde el bien predomina sobre el mal.
5- Mundos celestes: donde reina el bien.
Hay otro tipo de mundos descritos en la codificación.  Son los mundos transitorios (ver preguntas 234, 235 y 236 de El Libro de los Espíritus), que están habitados espiritualmente por Espíritus errantes, quienes al estar reunidos se instruyen y progresan. La Tierra ya fue un mundo transitorio en su época de formación, es decir, antes de ser mundo primitivo y de albergar los primeros seres encarnados.
Podemos afirmar que en el universo los Espíritus evolucionan en grupos, en humanidades que pueblan los diferentes planetas, pero cuando algún espíritu evoluciona más rápidamente, puede ascender en la categoría de los mundos morales, al igual que aquel que persiste en el mal, cuando el planeta ascienda en la escala de los mundos, estará condicionado a permanecer en un orbe acorde a su estado vibracional, lo que no implica que está decreciendo, evolutivamente hablando.
Aunque indudablemente, esta clasificación realizada de los mundos es de carácter moral, según la evolución espiritual de sus habitantes, podemos inferir que lógicamente va acompañada de una evolución material del planeta como tal, lo que quiere decir que cuanto más evolucionado moralmente esté una humanidad y el mundo que habita, más perfectible será la naturaleza, más equilibrada la relación de sus habitantes con todo el ecosistema planetario y por supuesto el estado vibracional y lumínico será cada vez mayor, porque reflejará la sintonía de sus pobladores con las leyes divinas.
Hay mundos habitados que pasan por fases de transición de un nivel a otro, lo que genera períodos de crisis, como ocurre en nuestro planeta Tierra en los tiempos actuales. Somos un planeta en transición, de mundo de pruebas y expiaciones a mundo de regeneración.
No todas las categorías morales de los mundos se encuentran en un mismo sistema solar, pero sí en una misma galaxia, ya que la cantidad de estrellas es tal, que facilita la probabilidad de su existencia en los planetas que las orbitan. En esta clasificación moral de los mundos habitados, podemos ver:
• Los reflejos de la Justicia de Dios, en relación a sus hijos que poblamos el Universo, pues brinda para todos las múltiples opciones, en el proceso de ascensión en la escala progresiva de la evolución.
• Refleja también el principio de solidaridad y fraternidad universal, pues los diferentes mundos y sus humanidades son solidarios, ya que, en muchas oportunidades, grupos de Espíritus pueden migrar de un mundo a otro, con el objetivo de ayudar en su adelantamiento moral, científico, filosófico y espiritual, unas veces en misión y otras por no haber alcanzado el nivel vibratorio que su mundo original y su humanidad logró.
Encontramos que 40 años antes de la publicación de El Libro de los Espíritus, el Dr. Gelpke publica en Leipzig en 1817 la obra Exposición de la Grandeza de la creación Universal, de la cual Kardec publicó un texto en la Revista Espírita, Periódico de Estudios Psicológicos Año VI, noviembre de 1863, vol. 11, con el título: “Pluralidad de existencias y de los Mundos Habitados”, y que desarrolla los siguientes e interesantes conceptos: «….como de la organización de cada mundo depende la de los seres que lo habitan, éstos deben, tanto interna como externamente, diferir esencialmente en cada globo. Ahora, si consideramos la multiplicidad e inmensa variedad de las criaturas en nuestra Tierra, donde una simple hoja no se asemeja a otra, y si admitimos una gran variedad de criaturas en cada mundo, cuán prodigioso nos parecerá su multitud en el inmensurable reino de Dios. » Y Kardec en la explicación a la respuesta de la pregunta 58 de El Libro de los Espíritus confirma lo siguiente: «Las condiciones de existencia de los seres que habitan los diferentes mundos deben ser apropiados al medio en que están llamados a vivir».
Y nosotros estamos llamados a vivir en este bello planeta azul, a cuidarlo, a amarlo y a preservarlo para las futuras generaciones que somos nosotros mismos, cuando heredaremos nuestra propia Tierra, en la sinfonía divina de los mundos habitados, donde nuestro Creador nos colocó.
Fuente: www.bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

MEDIUMNIDAD EN LOS NIÑOS


1. El Espiritismo es una ciencia experimental y todos los casos, a fin de merecer credibilidad, deben pasar por el tamiz de la observación, del estudio y de la confirmación.
Sin duda, en el período lúdico, el niño tiene la imaginación muy rica y crea imágenes, hechos fantasiosos, que tienen que ver con su propio desarrollo psicológico.
De este modo, cuando un niño informa que ve seres espirituales, la mejor metodología es la observación, acompañando sus narrativas con tranquilidad y confiriéndolas con la realidad.
A través de la conversación natural y sin disfraces, se debe explicarle que dicho caso es verdadero y que debe mantenerse perfectamente tranquilo, evitando la generación de miedos injustificables o de deslumbramientos innecesarios.
2 – ¿Qué deben hacer los padres cuando detectan que su hijo es un "niño médium"? ¿Pueden llevarlo a la evangelización, sesión mediúmnica, tomar pase, etc.?
Los padres que perciban mediumnidad en sus hijos aún niños, deben considerar el fenómeno como natural, conduciéndolos a los estudios de la evangelización espírita infanto-juvenil, recurriendo a los pases, cuando hubiera necesidad, manteniendo el estudio del Evangelio en el hogar y orientándolos con naturalidad.
Una buena sugerencia es evitar que los niños participen en reuniones mediúmnicas de cualquier naturaleza, puesto que, encontrándose en fase de desarrollo psicológico y sin discernimiento para las profundas consecuencias de la mediumnidad, la prisa por educar la facultad puede ocasionar graves daños en el comportamiento infantil.
3 – ¿Cómo deben actuar los dirigentes de los Centros Espíritas cuando reciben niños médiums en su institución? ¿Cómo CONDUCIRLOS correctamente?
La actitud más compatible con la metodología educacional propuesta por la Doctrina es conducir a actividades de evangelización espírita, a conversación saludable de orientación moral y espiritual.
4 – Muchos niños afirman que hablan con un "amigo invisible", ¿se trata de mediumnidad?
Desde que exista comunicación entre un encarnado y otro desencarnado, estamos ante un fenómeno mediúmnico. En este caso, constatamos, cuando es auténtica la información infantil, que se trata de un intercambio de esta naturaleza.
5 – En Hechos, 2:17 vemos la afirmativa de Jesús: "Y en los últimos días, dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán, y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños;" Observamos, hoy en día, muchos niños con actitudes y sensibilidad espiritual; ¿estamos en estos tiempos mencionados en el evangelio?
¿Se trata del surgimiento de una nueva generación de Espíritus reencarnando con mediumnidad elevada?
Nos encontramos en los denominados días anunciados por las Escrituras. Esta profecía de Joel, repetida por Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, es uno de los más bellos argumentos de anuncio de la mediumnidad generalizada, eliminando los viejos conceptos de don, privilegio, concesión especial, y conduciéndola a la realidad de conquista intelecto-moral del Espíritu en su proceso de evolución.
En todas las épocas siempre hubo niños médiums, y ahora, en la gran transición de mundo de pruebas y expiaciones para el mundo de regeneración, Espíritus de otra dimensión reencarnan en la Tierra, a fin de adelantar este proceso iluminativo.
Allan Kardec, en "La Génesis", en el capítulo XIV, se refiere a esta nueva generación.
Psicólogos, psicoterapeutas, educadores modernos se sorprenden con muchos de los niños actualmente reencarnados, lo que viene dando margen a estudios profundos, algunos de los cuales resultaron en las indebidas denominaciones de niños índigo y cristal, así como de otros con diversos trastornos que vienen siendo cuidados de manera especial, en los cuales se ocultan fenómenos espirituales variados.
6 – ¿Los niños médiums pueden sufrir obsesión?
Claro que sí, porque infantil es solamente el cuerpo. Los Espíritus que habitan los cuerpos son viajeros del tiempo y del espacio, portadores de títulos de ennoblecimiento y de graves débitos para con las Leyes Divinas. Es natural que estando incursos en delitos, experimenten desde la infancia la presencia de sus cobradores entonces desencarnados.
7 – En los Estados Unidos, los fenómenos de Hydesville, contaron con la participación de niños médiums: las hermanas Fox y en el trabajo de la Codificación Espírita en Francia, Allan Kardec contó con la colaboración de diversos niñas médiums como las hermanas Baudin. ¿Por qué sucedió?
Estas jóvenes que participaron en los fenómenos de Hydesville y de la codificación del Espiritismo eran mayores de 13 años, encontrándose en la adolescencia. Pienso que los nobles guías de la humanidad las prefirieron, con el objetivo de demostrar que no eran ellas las responsables por las profundas respuestas que daban a las preguntas que les eran formuladas, en vista de la falta de cultura y de conocimientos generalizados.
Además, estando con el inconciente actual liberado de impresiones perturbadoras, eran más fácilmente conducidas por los desencarnados que utilizaron sus facultades.
8 – ¿Los niños médiums, cuando se convierten en adultos, continuarán siendo médiums?
Siendo la mediumnidad una facultad orgánica que el cuerpo reviste de células, prosigue durante el desarrollo infanto-juvenil, edad adulta, provecta hasta la desencarnación, pudiendo sufrir alteraciones, bloqueos e inclusive pérdida, como enseña el noble Codificador. Normalmente, los niños médiums prosiguen en el ejercicio de la facultad cuando alcanzan la edad de la razón, lo que sucedió, por lo menos, con aquellos que quedaron conocidos y prosiguieron en la labor mediúmnica.
9 – Finalmente, ¿podría contarnos su experiencia como niño médium y cómo fue útil en su vida actual?
Conviviendo con los Espíritus desde los cuatro años y medio de edad, nunca me perturbé con su asistencia en el período infantil. Solamente, más tarde, cuando comencé a identificar aquellos que eran portadores de sentimientos malos y perversos, fue que experimenté conflictos y aflicciones.
Gracias al conocimiento del Espiritismo y a su estudio sistematizado, he podido mantenerme en equilibrio posible, a través de los tiempos, marchando en dirección del amor inefable del Padre.

Faro, Portugal, 9 de diciembre de 2008.
Entrevista concedida a Luis Hu Rivas para La Revista Espírita en español.


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

PRACTICA Y PELIGROS DE LA MEDIUMNIDAD


León Denis
Después de haber negado durante mucho tiempo la realidad de los fenómenos espíritas, algunos de sus contradictores, ya vencidos por la evidencia, cambian ahora de táctica y nos dicen: Sí, el Espiritismo es una verdad, pero la práctica de él está llena de peligros.
No puede negarse que el Espiritismo ofrece ciertos peligros para los imprudentes que, sin estudios previos y sin preparación, sin método y sin una eficaz protección se entregan a la investigación de lo oculto. Haciendo de la experimentación un juego, una diversión frívola, no logran más que atraerse los elementos inferiores del Mundo Invisible, cuyas influencias fatalmente sufren.
No obstante, se ha hablado de estos peligros con marcada exageración. Naturalmente que, como en todo, es bueno tomar ciertas precauciones. La Física, la Química, la Medicina exigen prolongados estudios, y el ignorante que sin preparación alguna pretendiese manejar sustancias químicas, tóxicas o explosivas, expondría a serios peligros su salud y aun su propia vida. No hay en este mundo una sola cosa que no sea buena o mala, según el uso que de ella se haga. En todo caso, es injusto hacer notar el lado malo de las prácticas espíritas sin señalar, al mismo tiempo, los beneficios que de las mismas se extraen, los cuales son mucho más importantes que los abusos y las decepciones.
No hay progreso ni descubrimiento que no haya realizado con algún peligro para el hombre. Si los pueblos, desde los tiempos más antiguos, no se hubieran atrevido a cruzar los mares porque la navegación ofrecía grandes riesgos, ¿qué hubiera sucedido? La humanidad, fraccionada en mil familias, hubiera vivido confinada en los continentes, desaprovechando los beneficios inmensos que logra ahora con los viajes y el comercio. El Mundo Invisible es también un vasto océano profundo, sembrado de escollos, pero también lleno de riquezas y de vida. Tras el velo del Más Allá se agita una multitud innumerable que tenemos mucho interés de conocer, pues en ella está depositado el secreto de nuestro porvenir. De ahí la necesidad de estudiar y explorar ese Mundo Invisible, requiriendo la contribución de las fuerzas y los recursos inagotables que encierra, tan ricos y poderosos, que los de la Tierra han de parecernos cada día más escasos y mezquinos.
Por otra parte, aun suponiendo que nosotros pudiésemos desinteresarnos del Mundo Invisible, no por eso dejaría él de interesarse por nosotros. Su acción sobre la humanidad es constante, estamos sometidos a sus influencias y sugerencias. Quererlo ignorar, es quedarnos voluntariamente desarmados ante él. Mientras que, mediante un estudio metódico, aprendemos a atraer sobre nosotros las fuerzas bienhechoras, los auxilios y las influencias buenas que contiene; aprendemos a alejar a las fuerzas nefastas, reaccionando contra ellas por medio de la voluntad y la plegaria. Todo depende de la manera cómo se empleen y la dirección que se imprima a nuestras fuerzas mentales. ¡Cuántos y cuántos males, cuya causa no conocemos, dado que ignoramos estas cosas, podrían evitarse por medio de un estudio profundo y consciente del Mundo Invisible!

La mayoría de los neuróticos y de los alucinados, que trata sin éxito alguno la Medicina oficial, no son más que enfermos de obsesión, susceptibles de ser curados por medio de las prácticas espíritas y magnéticas.
Dios ha puesto al hombre en medio de un océano de vida, de un mar inagotable de fuerzas y de potencias, dándole además la inteligencia, la razón y la conciencia para que aprenda a conocer y conquistar esas fuerzas, utilizándolas en su bien. Por medio de este constante ejercicio llegaremos a desarrollar completamente nuestro Ser, estableciendo su imperio sobre la Naturaleza, el dominio del pensamiento sobre la materia, el reino del Espíritu sobre el mundo.
Es ése el más sublime y elevado objetivo que podemos dar a nuestras existencias. En vez de apartar de él al hombre, enseñémosle a caminar a su encuentro sin ninguna duda. Estudiemos, escrutemos el Universo en todos sus maravillosos aspectos, bajo todas sus formas. El saber es el bien supremo, pues de la ignorancia provienen todos los males.

Extraído del libro En lo Invisible.
León Denis


Fuente de la publicación: Grupo Asociación Espírita Francisco Javier, Facebook.

EL MUNDO ESPIRITUAL Y NOSOTROS


Raul Texeira
R.E. – La gente habla mucho sobre el mundo invisible o espiritual. ¿Dónde está ubicado?
RAÚL TEIXEIRA – Sí, es verdad. La gente habla mucho del mundo invisible, el mundo espiritual, del más allá. En todas las creencias y a través de las diferentes épocas, los seres humanos han tenido la comprensión de la existencia de este lugar más allá de la Tierra, ya sea a través de la intuición o por medio de la revelación de los espíritus.
Sin embargo, debido a la etapa de maduración de los individuos y de las sociedades que éstos constituyen, ha surgido la necesidad de ubicar esta región. Es así como nos comenzamos a relacionar con los Campos Elíseos, con el Infierno, con el Reino de los Muertos, donde creíamos que los muertos, los espíritus, vivían.
Con las enseñanzas que recibimos en el Nuevo Testamento, nos encontramos con Jesucristo ayudando a los espíritus perturbados o hablando con espíritus nobles, lo cual nos ha hecho admitir que aquellos espíritus han venido existiendo a lo largo de la humanidad. No obstante, en el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo afirma que estamos rodeados por nubes de testigos.
En el Libro de los Espíritus, presentado por Allan Kardec, el codificador del Espiritismo, contamos con importante información sobre el hecho de que los espíritus pueden saber acerca de nuestros pensamientos más profundos, como así también influir en nuestros pensamientos y acciones. Esto nos hace pensar que estamos inmersos en un océano espiritual.
Consideremos, entonces, que lo que diferencia el mundo material de aquello que llamamos mundo de los espíritus o del más allá, es sólo nuestro estado vibracional.
La materia en sí misma impone un descenso de la frecuencia en la que el espíritu vibra, funcionando como si fuese una lámpara de pie.
El mundo espiritual está constituido por el mundo normal primitivo – en este caso el término primitivo no significa inferior o retrógrado, sino que se refiere a lo original, a lo inicial. De este modo el más allá está aquí. Todos nosotros estamos inmersos en él, los vivos y los muertos, separados solamente por las frecuencias en que nos expresamos.
R.E. – El espíritu André Luiz – a través de la mediumnidad psicográfica de Francisco Cándido Xavier – dice que la proporción entre desencarnados y encarnados es de 4 a 1. ¿Se está refiriendo a las nubes de testigos mencionadas por e Apóstol Pablo?
RAÚL TEIXEIRA – Teniendo en cuenta la proporción que presenta el espíritu André Luiz, podemos reflexionar sobre dos importantes aspectos de la vida en la Tierra.
Si consideramos que la población desencarnada es casi cuatro veces la de los encarnados – al menos cuando se presentó esta proporción – esto significa que realmente estamos sumergidos en un océano de seres espirituales o, si quisiéramos filosofar con Platón, en un océano de “eidos” – de psiquis (en Homero la psiquis separada del cuerpo físico era considerada como un ser más o menos material, eidolon, un fantasma que habita los infiernos (Reino de los Muertos) y aparece en forma de humo contorneado, algo volátil, en forma de sombra.

Por otra parte, si estamos inmersos en este océano psíquico que lo inunda todo, esto nos hace creer que hay una comunicación, un vínculo entre la psiquis que vibra en la misma frecuencia, o en frecuencias similares. Esto reafirma lo que podemos llamar una ley de afinidad, puesto que tendríamos diferentes niveles y tipos de conexiones, que es precisamente lo que vemos por todo el mundo.
Los fenómenos de afinidad nos hacen pensar acerca de los grupos humanos que existen, constituidos sobre la base de sus afinidades, a nivel profesional, artístico, deportivo, religioso, vicioso o criminal.
R.E. - ¿Si existe, por lo tanto, influencia entre ambos mundos, deberían sólo los médiums estar vigilantes de sus actos o esto es válido para cada uno de nosotros?
RAÚL TEIXEIRA – Según el pensamiento de Kardec, por el que todos los seres humanos somos más o menos médiums, y considerando que es raro para nosotros encontrar a alguien que nunca haya sido tocado por los espíritus, sin importar de qué niveles o intensidades de sensibilidad puedan ser, por lo tanto, debido a la ley de afinidades, todos nosotros somos capaces de conectarnos con ondas provenientes de las mentes de otros individuos encarnados (vivos) y también desencarnados (muertos).
El fenómeno de contactos psíquicos es tan común, tan natural, que casi nunca son advertidos por las personas involucradas, exceptuando a aquellos que tienen conocimiento de este fenómeno, y se dan cuenta qué está ocurriendo o, quienes sin embargo, son poseedores de canales mediúmnicos significativos, tienen
o no el conocimiento formal del mismo, y son capaces de observar las ocasiones en que estas influencias ocurren. Desde esta perspectiva, toda persona debería ser cuidadosa con las formas y niveles de actividad psíquica y pensamientos propios, ya que no sólo los religiosos y creyentes están inmersos en este océano psíquico, sino todas las criaturas que viven en el planeta.
R.E. – Según el Espiritismo, la mediumnidad sirve como un instrumento para ayudar a los desencarnados que sufren e incluso a los obsesores. ¿Pueden los espíritus superiores tratar a los espíritus desencarnados sin la contribución de los médiums?
RAÚL TEIXEIRA – En realidad los espíritus superiores son aquellos que tratan a los espíritus sufrientes de cualquier clase y que se encuentran en el más allá.
La contribución que los médiums encarnados brindan al trabajo de los espíritus superiores es de una relevancia mínima, cuando consideramos las condiciones morales – intelectuales generales de los médiums.
Cuando pensamos lúcidamente, no podemos admitir que con el poco tiempo dedicado a las tareas mediúmnicas – es decir cuando se cuenta con médiums aplicados – con una o dos horas a la semana, podemos llevar a cabo un gran trabajo en el servicio de ayuda a los sufrientes u obsesores de cualquier tipo.
Por otra parte, es difícil imaginar que médiums que aún no se han liberado de sus propios vicios, cualesquiera que sean, puedan ofrecer una gran ayuda al mundo invisible: médiums que todavía son prisioneros de pasiones molestas, envidias, celos u odio; médiums que sufren de una seria fobia a los libros (miedo a leer) y que eligen la ignorancia, creando explicaciones falsas para los problemas de la vida, en lugar de buscar las respuestas que el Espiritismo tiene para nosotros; otros médiums que, desafortunadamente están más interesados en presentarse a ellos mismos con sus pocos poderes y con un ego inflado, en lugar de servir de apoyo y dar lugar a la luz, la comprensión, la salud y la paz emanando de él o ella hacia todos los demás.
No hay duda de que los médiums encarnados ofrecen su cooperación a los guías invisibles, a través de la tarea a la cual están conectados. Sin embargo, los guías a quienes nos referimos, necesitan estar dotados de un profundo espíritu de comprensión, de un intenso amor por su semejante y de mucha paciencia, de modo que así puedan ayudar en las necesidades del desdichado desencarnado y pasar por alto las deficiencias –casi siempre alimentadas bajo una gran cantidad de justificaciones– de muchos médiums que se presentan diciendo que quieren hacer el bien, pero quienes, en lo más profundo de su ser, no son ni siquiera capaces de trabajar internamente consigo mismos, en el esfuerzo de superar sus malas tendencias o sus limitaciones.
R.E. – Es común para la gente tomar conciencia de su mediumnidad así como del Espiritismo y, por este motivo, tienen el deseo de crear un grupo Espírita. Sin embargo, León Denis, la persona que continuó los trabajos de Kardec, menciona en su libro En lo Invisible, que la formación de grupos requiere reglas y condiciones. Muchos intentos resultan infructuosos, un gran número de grupos no gozan más que de una breve existencia, como resultado de la falta de paciencia, dedicación y cohesión. ¿Basado en su conocimiento y experiencia, podría decirnos cuales serían las mejores pautas para tener éxito en la formación de un grupo Espírita?
RAÚL TEIXEIRA – A fin de alcanzar el éxito en cualquier formación Espiritista, ya sean grupos de estudio Espiritistas o reuniones para practicar Espiritismo, a los que se denomina reuniones (o sesiones) mediúmnicas, es importante prestar atención a algunos pocos puntos que son muy importantes, indispensables:
a- Un Objetivo Superior – el deseo de consagrarse a una actividad virtuosa, aplicando las indicaciones de los espíritus nobles, los guías de la humanidad.
b- El deseo de dar un significado a la existencia corporal – la buena voluntad de superar la ignorancia; el amor por el estudio; amor que se irá desarrollando lentamente, siempre y cuando, la persona interesada se imponga a sí misma la disciplina para ser exitosa; la motivación para servir a los hermanos y hermanas en el camino de la evolución, sin ingenuidad, pero concientes de que la gente es lo que es y que ellos se encargarán del deseo, de la voluntad, y de la iniciativa de aplicar en sus vidas el conocimiento adquirido con el Espiritismo.
c- Saber cómo trabajar en equipo – siempre será complicado formar un grupo Espiritista con absolutistas que quieren ser dueños y en todo momento tener la última palabra; con otros que verdaderamente tienen una actitud de “dejar hacer”, quienes desean complacer a todos en cada situación; y con aquellos a los que no les gusta actuar, servir, trabajar, o moverse, convirtiéndolos en lectores ineptos y polemistas y para quienes es suficiente orar mucho, y transferir las responsabilidades humanas a los desencarnados.

En un grupo Espírita deberíamos ser siempre hermanos y servidores los unos de los otros, sin desviarnos de los principios Espiritistas, tal como Allan Kardec nos los hizo llegar. No deberíamos perder la capacidad de utilizar las enseñanzas de Cristo en alusión a la coherencia que deberíamos tener, en nuestra manera de decir “sí, sí, no, no”. Aquellos que son parte del grupo, serán responsables de desarrollar en sí mismos el gusto por estudiar seriamente el Espiritismo, motivando e inspirando a otros los mismos afortunados caminos.
Seguros de que el Espíritu de Verdad en las páginas Espiritistas nos convoca a amarnos y a instruirnos, deberíamos dedicar nuestros mejores esfuerzos de modo que el grupo Espiritista que se forme, o aquel en que trabajamos, no se aleje ni siquiera un poquito del amor y de la instrucción, de tal manera que la contribución a la sociedad en la que vivimos, sea madura y estimulante.
R.E. – El Espíritu Emmanuel, guía espiritual del médium Chico Xavier, expresó que para alcanzar el éxito en la ejecución del trabajo Espírita, uno necesitaba disciplina, disciplina, y disciplina. La repetición de la palabra era sólo para enfatizar su importancia vital para el médium, o ¿tiene otros significados?
RAÚL TEIXEIRA – Lo importante es que la repetición de la palabra disciplina, que no es precisamente una figura del lenguaje o el refuerzo de una idea, nos hace comprender cuan importante e indispensable es la disciplina para todo aquel que desee alcanzar alguna actividad en el mundo con perfección.
Por ejemplo, les preguntamos a los músicos y a las bailarinas sobre la disciplina que necesitan para mostrar su talento y recibir el reconocimiento y aplauso del público. Ellos responden que necesitan horas y horas de exhaustivo ensayo, repitiendo una y otra vez, aquello que necesitan perfeccionar, y una dieta equilibrada para que el cuerpo se mantenga en una buena forma. Le preguntamos a actores – de teatro, cine o televisión – y a atletas acerca de la disciplina que ellos necesitan para superarse, y convertirse en verdaderos íconos de la interpretación y vencer sus límites corporales. Ellos manifestaron que requieren horas y horas de exigente ensayo y entrenamiento, que les imponen repeticiones innumerables veces, buen cuidado y ejercitación de su memoria, y respeto por los valores nutricionales de la comida que ingieren, de tal modo que durante las presentaciones todo marche bien, de acuerdo al plan para alcanzar el éxito.
Los médiums no son diferentes. Hay una necesidad de disciplina en el uso que ellos hacen de todo lo que la vida les ofrece. No deberían comer ni demasiado ni muy poco, sino tanto como su estructura física les demande. Evitar el alcohol – que nos quita la lucidez y control de nuestras acciones – ya que no sabemos en qué momento nos corresponderá hacer el bien.
Sean cuidadosos con el contenido de lo que leen y miran, como así también con los temas que discutan, porque al saber que la mente – el instrumento primordial utilizado en la tarea de los médiums – se impregna con estos productos, que luego pueden interferir en la concentración y en los procesos psíquicos de filtración, además del pensamiento molesto que emerge ante cada escena incorrecta, o algún texto o fragmento de una conversación que uno aprehende.
Tenemos aquí unas pocas razones por las cuales el médium Francisco Cándido Xavier, cuyo tutor espiritual fue Emmanuel, fue capaz de actuar con luminosa y servicial mediumnidad a lo largo de más de 70 años. Él trabajó como un intérprete leal de los Espíritus Superiores además de ser un buen enfermero para los espíritus sufrientes, encarnados o desencarnados, sin siquiera una queja, sin ningún tipo de demanda material, y sin alardear, viviendo la virtud de amar a Dios y al prójimo, más allá de cualquier interés personal, viviendo la virtud de amar a Dios y al prójimo sin ningún interés personal. La disciplina que vivió Chico Xavier lo ha convertido en el más grande modelo de nuestros días, y para los días venideros de nuestro planeta.
Raúl Teixeira es una de las personas más renombradas dentro del Movimiento Espirita mundial en la actualidad. Médium y orador, el Dr. Teixeira ha disertado en más de 35 países de Europa, Asia, África y América. Profesor de Física, Raúl Teixeira también se ha doctorado en Educación y ha consagrado su vida a la difusión del Espiritismo. Raúl tiene publicados 28 libros Espiritistas, y continúa produciendo muchas obras mediúmnicas a través de la psicografía. Su fundación de beneficencia, Remanso Fraterno, ha ayudado a cientos de jóvenes y niños en riesgo en Niterói, RJ – Brasil.